Es recomendable que analices diferentes momentos que te producen emociones agradables o desagradables, conozcas los motivos de dichos sentimientos, aprendas a expresarlos con asertividad… Principalmente, es fundamental que no huyas de las situaciones sólo por las emociones que te producen ya que este tipo de comportamiento es propio de personas que padecen ansiedad. Por el contrario, la ansiedad tiende a crecer cuando se reprime o cuando se evitan las situaciones que la producen no sólo por miedo a dicha situación sino también por miedo a que se produzca el propio proceso ansioso.
Cuando hayas tenido un mal día puedes buscar la forma de premiarte a ti mismo para compensar la negatividad experimentada con la gratificación de la recompensa. Puedes optar por hacer un plan con el que de verdad disfrutes, regalarte una comida que te guste, hacer algún tipo de deporte, leer un buen libro, ir al cine a ver una película que te han recomendado… El tema es que debes buscar espacios que sean solo tuyo y te ayuden a restablecerte interiormente y a sobrellevar la carga generada por el malestar de la negatividad que va robando energía no sólo emocional sino también física.
A lo largo de la vida, todos descubrimos que tenemos que realizar muchas cosas que no son agradables, sin embargo, son necesarias. En su necesidad está la razón de ser de este tipo de acciones. Es necesario aquello que no puede ser de otra manera. Es contingente aquello que puede ser o no ser.
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