Una de las necesidades básicas del ser humano es la necesidad de reconocimiento por parte del prójimo de forma que la indiferencia es uno de los peores castigos. Sin embargo, vivimos en una sociedad caracterizada por la economía de caricias positivas.
Ejemplos de caricias positivas: me alegro de verte, hoy estás muy guapo/a, me gusta mucho tu nueva ropa, hiciste un buen trabajo, muchas gracias por tu colaboración… En definitiva, las caricias positivas son el alimento emocional del ser humano ya que igual que el cuerpo necesita vitaminas para sobrevivir, el alma también necesita lo que algunos autores han llamado la “hucha emocional”. Igual que sucede en la cuenta del banco que se queda vacía si sólo se saca dinero y nunca se ingresan nuevas cantidades económicas, la mente humana se desgasta si sólo recibe palabras desagradables en la forma de caricias negativas o mixtas.
Ante tal ley de economía de caricias, también sucede que una persona se siente incómoda cuando las recibe, sin embargo, debemos aprender a aceptar las caricias positivas que nos regalan los demás de forma natural, del mismo modo que rechazaremos aquellas caricias negativas que consideramos injustas. En última instancia, la finalidad de las caricias positivas y negativas es la misma: recibir reconocimiento por parte del otro.
Como conclusión, me gustaría recomendarte que a partir de ahora no sólo tengas en cuenta las caricias positivas que recibes de los demás sino que tú también te dediques pensamientos positivos e ideas agradables sobre ti mismo incluso en los momentos en que consideres que has hecho algo de forma equivocada porque si lo piensas bien seguro que incluso en ese contexto hubo algo de hiciste de la forma adecuada. Pero no te castigues a ti mismo de una forma inhumana y piensa, simplemente, que eres una persona de carne y hueso con virtudes y defectos que está en un constante proceso de aprendizaje vital. Mañana lo harás mejor pero no tengas prisa porque si ya has realizado alguno de mis cursos recordarás que lo más importante siempre es el presente. Respira hondo cada vez que vayas con tu pensamiento al mañana. Céntrate en tus sentidos que te conectan de manera instantánea con lo inmediato: el aquí y el ahora.
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