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Muchas veces, las heridas emocionales causadas por las infidelidades, son mucho más duraderas y difíciles de sanar, cuando en vez de haber sido confesadas, la pareja infiel es sorprendida en el hecho, descubierta por otros indicios, o por otros testigos que sacan a la luz pública dicha infidelidad, sobretodo, cuando la persona ha negado muchas veces la situación cuando ha levantado sospechas por algún incidente en particular, o por varios indicios que llevan a sacar conclusiones referentes al tema.
Esta realidad, hace que muchas veces, se ponga en duda por un lapso de tiempo muy largo, el que esta persona está arrepentida, porque nunca lo confesó al contrario, si no se hubiese descubierto de esa manera, tal vez todavía esta persona lo estuviera ocultando. Es por ello, que la confesión de una infidelidad conlleva a daños menos perjuiciosos que el hecho de ser descubierto de una manera imprevista.
Cuando la persona es descubierta, es más palpable a la vista de todos, que no estaba tan arrepentida, porque si no hubiese buscado la forma de terminar con todo ello, antes de que se descubriera de forma trágica, pero hay personas que comienzan a sentirse arrepentidos de verdad apenas son descubiertos, porque el choque emocional de sentirse descubiertos de una manera terrible, y saber el choque emocional que también llega a sentir la persona herida, le hace comprender la realidad del asunto, y darse cuenta de que la situación era más grave de lo que pensaba, y a veces esto conlleva a un arrepentimiento genuino.
Después de una infidelidad, lo más importante es estar verdaderamente arrepentido, y tratar de reparar el daño, y sobretodo perdonarse asimismo, y estar dispuestos a esperar que la persona agraviada, pueda ir poco a poco, resolviendo los conflictos internos que puede estar experimentando la persona afectada, y dejarla que vaya sanando poco a poco de acuerdo a su ritmo.
Después de una confesión, muchas veces, lo más difícil es esperar que la otra persona termine de perdonar la falta que le hemos confesado, pero sin embargo, la persona que cometió la infidelidad debe comprender que no es un tema fácil de manejar, ni una situación sencilla de enfrentar, pero, además la persona que ha sido infiel, y quien no haya tenido la oportunidad de confesar el error, sino que fue sorprendido, debe entender que el proceso de perdonar la falta, puede ser más lento, y más difícil de alcanzar en corto tiempo.
Hay personas que al ser descubiertos, todavía aun mantienen conductas impropias con respecto a la situación, tales como; seguir negando la infidelidad aunque está más que evidente, otros responsabilizar al herido, y así como estas maneras de reaccionar, así suceden otros tantos tipos de reacciones incorrectas, pero lo importante al verse al descubierto es reconocer la falta, y no culpar al herido, sino reconocer el error, y luego esperar que el herido vaya sanando, para luego tratar de resolver lo que se destruyó, y aun también tratar de resolver las cosas que conllevaron a la infidelidad, y que nunca se buscaron de resolver, sino que se cometió el error de optar por la infidelidad en su lugar.
La Infidelidad, cuando es confesada o cuando es descubierta, es una experiencia dolorosa y traumática para ambos, es difícil para el que es sorprendido en el error y ya no puede negar lo que ha hecho, y se ha caído la máscara que le protegía para reflejar una imagen de estar bien, cuando no estaba bien. También sin duda, es más duro aún, para la persona a quien están hiriendo, quien siente que le han estado traicionando vilmente a sus espaldas, y sobretodo la persona a quien ama.
No siempre se sabe cómo reaccionar en el momento, no todas las personas reaccionan igual, ni todas las personas saben controlar sus emociones, por eso es que no se puede generalizar acerca de todas las posibles situaciones que puedan presentarse, pero si se puede evitar llegar a esta etapa, siempre y cuando la persona decida confesar su error lo mas antes posible.
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