Toda tristeza se alivia a través del placer, por tanto, aquella persona que se encuentra en un momento de dificultad debe encontrar momentos para disfrutar de aquellas actividades que le gusten y rodearse de aquellas personas que le hacen sentir bien.
Por tanto, el placer es terapéutico porque proporciona sensaciones y emociones agradables que se diferencian de la pesadez y la negatividad que provoca en el ánimo el dolor físico o la tristeza.
El placer proviene de los sentidos, aunque principalmente proviene del sentido del tacto que persigue aquel bien que es agradable y evita de manera instintiva todo dolor. A nivel anímico también existe una emoción equiparable al placer: el gozo. Cualquier gozo cuando es intenso expulsa de manera inevitable toda tristeza contraria que se dé en el interior del hombre ya que es una emoción perfecta que orienta a la felicidad.
Por esta razón, es fundamental disfrutar del tiempo de ocio y desarrollar la creatividad de manera que cada quien potencie y refuerce sus habilidades personales. Continuando en la misma línea, sería ideal que una persona pudiese desarrollar su verdadera vocación en el ámbito del trabajo realizando una labor acorde a sus preferencias y aptitudes intelectuales, sin embargo, si por cualquier motivo alguien se ve en la situación de tener que trabajar en algo que no le agrada siempre puede buscar otros espacios en los que sentirse bien y desarrollado plenamente.
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