Es un tumor maligno, cuya evolución espontanea produce la muerte. Son tumores malignos, a diferencia de los benignos, aquellos en los que el exceso de proliferación celular local, autónoma, parasitaria y con tendencia a crecer constantemente, que caracteriza a un tumor, es infiltrante y destruye los tejidos vecinos. No reproduce la estructura del tejido sobre el que se asienta, y sus células son más o menos indiferenciadas y atípicas; además, produce metástasis, es decir, localizaciones a distancia del tumor primitivo, que se producen a expensas de células tumorales arrastradas del lugar de origen por vía linfática, canalucular, por contacto (ejemplo: labio superior con labio inferior), inoculación (durante una intervención quirúrgica podrían fijarse células tumorales arrastradas por el material quirúrgico en otros puntos del campo operatorio); sobre estas células se produciría el desarrollo y crecimiento de nuevos tumores lo que explica, en gran parte, la reproducción de un tumor maligno aun después de que este ha sido extirpado.
La sintomatología de un cáncer es variadísima. Paralelamente a la gran diversidad de tumores malignos (características morfológicas y biológicas, tejido y órgano en que se asientan, etc.) y los síntomas propios de cada tipo de cáncer, se añade, en general, una progresiva desnutrición, cuya rapidez es variable en cada caso.
En la actualidad se reconocen varios factores causales de determinados tumores malignos, deducidos de estudios realizados acerca de la aparición de estos en el hombre y su producción experimental en animales. Así, parece ser que determinados tipos de cáncer se producen consecutivamente a una acción irritativa continuada de tipo mecánico, químico o radiante, o a la acción de ciertos virus y hormonas sobre la base de una predisposición familiar, individual, sexual, etc., no totalmente esclarecida. Sin embargo, la causa de la transformación primaria de una celula normal en una célula tumoral se desconoce.
Como causa de muerte, figura entre las primeras cinco para el ser humano.
Debido justamente a este desconocimiento de los motivos por los cuales se produce por primera vez la transformación celular, uno de los grandes motivos por los cuales el cáncer es tan temido es por la forma en que su aparición es totalmente imprevista y muchas veces pasa desapercibida. Por otro lado, lo que lo hace aun peor es la sensación de que nuestro propio cuerpo nos esta traicionando, de que, por algún motivo desconocido, se ha puesto en nuestra contra.
Las investigaciones medicas contra el cáncer son enormes y gran complejidad. Gran parte del presupuesto mundial para la investigación medica se dedica a este área y los avances que se realizan continuamente permiten un mayor conocimiento de la enfermedad y que las posibilidad de una cura más abarcativa o de un método de prevención este cada vez más latente.
Humor y cáncer
Como decíamos en los primeros párrafos de este capítulo, muchos de nosotros nos sentimos incómodos cuando nos encontramos en frente de un paciente en estado terminal. Nos hace sentir demasiado cercanos a nuestra propia muerte, nos la recuerda demasiado; y, por otro lado, sabemos que casi cualquier cosa que digamos es inútil. ¿Qué se le puede decir a alguien que va a morir? No hay nada que podamos hacer para evitarlo, pero tampoco para que se sienta mejor... ¿o si lo hay?
Y esto es todavía más incomodo cuando lo que tratamos de hacer es hacerlo sentirse bien utilizando el humor. Es simplemente demasiado extraño, demasiado fuera de lo que consideramos “normal”, el tratar de hacerle chistes a alguien que, de acuerdo a nuestros parámetros, no tiene nada de que reírse. Suponemos que nos vamos a encontrar con una pared de amargura que va a lograr que nos sintamos más y más idiotas con cada comentario o chiste que hagamos.
Es más, aún más erróneo, muchas personas consideran que es insensible o poco apropiado mostrarnos alegres o intentar ser graciosos con alguien en una situación terminal.
Pero la ciencia (que no suele tener en cuenta este tipo de detalles) opina exactamente lo contrario. Y también lo suelen hacer aquellas personas que han pasado por alguna de estas situaciones, tal vez no terminales, pero que aun asi estaban revestidas de una gran seriedad, como por ejemplo un tumor operable en una zona de difícil acceso.
Ciencia
La ciencia lo ha probado de forma terminante y esta de acuerdo con lo que estamos planteando: no hay nada mejor que podamos hacer por un amigo en condición terminal (más allá de encontrar una cura milagrosa) que hacerlo sentirse en un ambiente amigable, relajado, que aleje de su cabeza la situación medica por la que esta pasando. Recordárselo constantemente por medio de una seriedad no característica o de unos cuidados exagerados (tanto en lo que decimos como en nuestras actitudes hacia ellos) es precisamente lo que menos tenemos que hacer. Es el camino a hacerlo sentirse, realmente, como un enfermo. Algo que no es de ninguna forma beneficioso para él. Pensemos en como desearíamos que nos tratasen en la misma situación. Y seguramente no nos gustaría que todo el mundo estuviese alrededor nuestro llorando. Seguramente preferiríamos poder reírnos y pasarla relativamente bien.
Sentarnos a sentirnos mal por su condición no es algo que los vaya a ayudar (y tampoco a nosotros nos ayudara a superar el hecho de que una persona querida este atravesando ese trance).
Hay algo más que es muy interesante, que dicen los médicos especialistas en cáncer, los cuales han convivido por años con este tipo de pacientes. Con la experiencia, se han dado cuenta de que los pacientes de cáncer suelen ser capaces de olvidarse de su problema por periodos de tiempo. O, mejor dicho, más que de olvidarse, de ponerlos en un segundo plano. Esto hace que sean capaces de sacarlos de su cabeza y vivir mejor.
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