Lo que hemos dicho en los párrafos anteriores es pensado, incluso, por algunos especialistas, como un método. No se limitan a intentar ayudar a sus amigos, familiares y conocidos, sino que de forma consciente se dedican a buscar a personas que estén en un mal momento (o no tan malo, sino que simplemente están estresadas por las pequeñas cosas negativas que tienen todos los días), para intentar llegar a ellas con algunas preguntas y, a partir de ello, intentar encontrar la risa en la situación de los dos.
Como (por suerte para quienes desean realizar esta técnica, pero no para la salud física y mental del mundo en general) si hay algo que abunda en nuestra sociedad moderna, a causa de todas las obligaciones y problemas que nos presenta, son personas con altos niveles de estrés, la búsqueda no suele ser muy complicada. Es más, es probable que simplemente yendo al supermercado o a cualquier negocio de nuestra cuadra encontremos a alguna persona que presente todas las características que buscamos.
Cuando han encontrado a la persona que están buscando (por ejemplo, la empleada del supermercado), se preguntan como pueden hacer para ayudar a liberarla de su tensión, que pasos pueden tomar. Se empiezan a enfocar en la otra persona y sus problemas.
Haciendo un inciso, sabemos que el humor suele provenir de la tensión, que una de las reacciones más comunes frente al nerviosismo extremo o a la tensión excesiva es la risa. Es una vía de escape, si se quiere, una forma de liberar el vapor contenido y desviar la mente hacia pensamientos más agradables y menos generadores de estrés.
Volviendo al tema principal, estabamos haciendo un experimento y acabábamos de encontrar a la persona estresada. Es posible que esta persona no sepa que esta estresada, ya que, la verdad es que absolutamente todos estamos estresados, en un mayor o menos nivel. Ahora es el momento de ver que efectos somos capaces de conseguir con un par de preguntas dirigidas con un ojo clínico (o no tan clínico sino, simplemente, humano).
Hacemos un acercamiento a la persona en cuestión (los empleados son mejores, ya que no pueden salir corriendo cuando un desconocido se les acerca para hablarles. Es mas, se les paga para que, al menos, nos escuchen durante unos pocos segundos) e iniciamos una conversación. Esta puede ser tan trivial como sea necesario y no necesita durar demasiado. Es la típica conversación cuando estamos realizando las compras, que suelen incluir como tópico principal el estado del clima y la frase “El tiempo esta loco”. Cuando ya hemos entrado en esta pequeña conversación, le preguntamos algo referido a lo que le pueda haber pasado en el día, por ejemplo “¿Qué es lo peor que te paso hoy?”.
Si bien podemos suponer que esto no va a ser bien recibido, lo cierto es que la mayor parte de las personas no tienen ningún problema en que se interesen por ellos, sino todo lo contrario. Si preguntamos con genuino interés y sin presionar a la persona, lo más probable es que consigamos una respuesta.
Y en la respuesta es que aparece todo lo que nos interesa. Porque lo más probable es que pasen dos cosas. Por un lado, la persona probablemente se abrirá, se sentirá feliz de poder descargarse, al menos por unos minutos. Nos comentara las cosas que le han ido mal, como tuvo problemas con el auto, como la cuenta del gas es mucho más alta de lo que pensaba que iba a ser, de cómo le fue mucho peor de lo que esperaba en los últimos exámenes que tuvo que dar, de cómo las cosas con su pareja no están pasando por el mejor momento. Todos tenemos la necesidad de contar este tipo de cosas, de sacarnos pesos de encima. Y la mejor forma de hacerlo es cuando alguien se muestra interesado, sin importar demasiado si es un amigo o un desconocido.
Y lo otro que probablemente vaya a suceder es que la persona encontrara realmente muy divertido la forma en que se esta quejando sin pausa. Empezara a reírse cada vez más y más, consciente de que hay un cierto halo ridículo en lo que esta contando, de que tal vez se podría hacer una excelente comedia basándose libremente en lo que esta contando.
Como vemos, con una breve conversación con un desconocido ya lo hemos ayudado mucho a sentirse mejor, proveyéndoles de una forma de liberarse de parte (al menos) de lo que tenia contenido y que lo estaba royendo por dentro, y a la vez mostrándole que no todo es tan grave y que se puede encontrar puntos humorísticos en lo que le ha estado pasando.
La interrelación con otros seres humanos es vital para cambiar la forma en que vemos las cosas, para encontrar nuevos ángulos de visión para lo que nos afecta y para ser capaces de liberarnos de estas cargas, al menos en parte.
Esta técnica también puede ayudar en situaciones mucho más complejas, como por ejemplo las referidas a enfermedades graves que ya hemos estado viendo en capítulos anteriores.
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