Había una vez un reino mágico en un lejano país. El rey estaba preparando la fiesta de bodas de su amada hija con un príncipe de un país vecino.
El rey quería asegurarse de que la fiesta saliera perfecta y para ello, envió una consulta popular en busca del personal más competente. En pocos días formó un equipo con los mejores cocineros, los mejores magos, los mejores sastres, los mejores artesanos.
La noche previa a la boda, el rey se dedicó a la inspección final en el hall central. Allí vio a un escultor todavía trabajando con su martillo en una enorme placa de piedra. El escultor estaba dando los últimos retoques a una magnífica estatua de una pareja de consortes que se constituiría en el centro y punto focal de la ceremonia. Conmovido y fuertemente impresionado, el rey se acercó al escultor para iniciar una charla informal.
"¿Cómo eres capaz de hacer algo tan hermoso con algo tan tosco como una piedra?" , preguntó el rey.
"No es que yo haya hecho algo hermoso de la nada. Marido y mujer estaban vivos adentro de la piedra. Lo único que yo hice fue quitar las partes que molestan, las que no pertenecen a la pieza para que todos pudieran apreciarla"
Todo está en su interior, solo es necesario anticipar una visión, una escena, una cualidad, para verla manifestada en el mundo exterior. Ya sea los recursos, o la idea acerca de dónde encontrar dichos recursos, están vivas en usted, De algún modo, usted las tiene. Ellas emergen a la conciencia cuando se hace necesario. Para comprobar este funcionamiento, basta darle el mínimo impulso de un modo deliberado.
El ejercicio de cultivar una virtud, de desarrollar y perfeccionar una conducta es parecido al trabajo de un escultor. Un trabajo artesanal como lo es el de desarrollar un músculo. Requiere visión, determinación y disciplina. Vale decir, usted necesita ver, plenamente darse cuenta de sus músculos caídos para luego imaginarlos tonificados. Entonces quedará listo para dedicarse a una rutina física orientada a tonificarlos de nuevo. Análogamente, usted necesita imaginar un hecho posible, aplicarse a un trabajo artesanal, si es necesario para verlo manifestado después.
Casi todo en la vida es práctica. Solo basta con el primer paso. En estas cuestiones también.
El primer paso firme hacia adelante y hacia fuera en esta construcción está en afirmar.
El primer tramo del camino del conocimiento y del descubrimiento de lo personal se inicia en la afirmación de lo personal.
La actuación es un juego que anticipa lo posible.
- Aproveche cualquier oportunidad para afirmar la frase que acaba de arrojar su ejercicio o una altamente positiva que nazca genuinamente de usted.
- Pronúnciela de un modo enérgico, convincente y tranquilo, como si fuera para usted la cosa más natural del mundo. Este será el primer ladrillo necesario para construir su nueva realidad, levantar un muro con la anterior.
- Enseguida actúe lo que afirma. Asuma el rol que se diseña por si sólo a partir de su afirmación.
- En este punto me permito abrir el paraguas de Shopenhauer antes de que llueva. Él decía que toda nueva idea pasa necesariamente por tres etapas: la primera es el ridículo, la segunda es la oposición violenta. Finalmente en la tercera etapa se acepta como si siempre hubiese sido evidente. De manera que anímese a idearse a usted mismo y a actuar su papel.
- Es posible que estos pasos se inicien por sí solos en la intimidad de su mente, de un modo tentativo primero, o como un juego divertido.
- En cualquier caso, experimente en cada oportunidad para vivir a pleno la experiencia y advertir de un modo conciente, tanto sus progresos como sus resistencias a ir más lejos. Recuerde que Para conocer el límite, hay que intentar traspasarlo
- Juegue con el futuro. Registre sus sensaciones y sus pensamientos futuristas.
- Viéndose como se ve y cómo se verá más tarde, proceda a calificarse ahora del modo que más le agrade
Usted cuenta ahora con una batería de recursos que le ayudarán a erradicar la torpeza en usted. Ahora bien, sería una fenomenal torpeza desterrar el ejercicio si en el primer intento falla y usted llega a conclusiones apresuradas que le harán un flaco favor a su progreso. No debemos identificarnos solo con la razón, pues el hombre no es simplemente racional ni puede serlo, ni lo será nunca. Muchas cosas tropiezan con prejuicios o ideas arbitrarias que limitan incluso el campo operativo del humano. A todo el mundo le hace falta una transformación, una amplitud de criterios que avale la idea de que lo irracional no conviene, ni puede, ni debe extirparse. El mundo físico contiene una gran dosis de ilusión y la ilusión también contiene aspectos físicos. Los procesos de auto-asistencia con Flores de Bach van a contrapelo de las identificaciones. Tal como procedió con las interferencias, su identificación básica puede constituirse en la principal interferencia, si es que no ha conseguido distinguirla todavía. Usted está iniciando un proceso de auto-asistencia. Y lo está haciendo nada menos que ayudándose con elementos que afectarán su campo magnético, de manera que algo en su entorno cambiará y este cambio será a favor del cambio que persigue. Esto puede resultar una idea descabellada. Sin embargo, es verdad para muchos que ya la han comprobado. Por otro lado, negarla, inclinarse por el escepticismo no convierte el asunto en realidad.
Solo se requiere el acuerdo de unos pocos para que cualquier cosa resulte una verdad.
Permítase la graciosa imperfección de lo humano. El camino de encontrarse a si mismo es áspero pero auspicioso; el de la perfección es ilusorio y, además, doloroso.
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