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Clase 4
Fantasías Sexuales

En diferentes circunstancias la actividad sexual puede devenir en una rutina, hasta difícil de sobrellevar.

Existe el pensamiento divulgado de que el paso del tiempo y la convivencia en sí misma, son los responsables del decaimiento, la rutina y el aburrimiento en la actividad sexual. Y si bien esto pareciera ser en gran parte de este modo, nada nos dice que la variación de partenaire sexuales fuera garantía contra esto, tal vez sólo pudiera ser otra rutina.

Pero que la convivencia, la vida familiar, la vida cotidiana, la atención de los hijos o los nietos, y hasta el paso del tiempo en sí mismo, atentan contra la sexualidad, parece ser un hecho contrastable en la experiencia...

Con el tiempo uno va siendo, a veces atónito, testigo de cómo la vida sexual se transforma en una rutina que puede alcanzar lo insípido o nulo.

Esta circunstancia ninguna relación tiene con la sensibilidad, los sentimientos amorosos, con el afecto, los puntos de encuentro, los otros aspectos de la vida compartida y/o individual, que pueden seguir desarrollándose y hasta siendo cada vez más fuertes y consolidados en la relación.

Es sólo que el tiempo pasa, ya no aparece la novedad, la rutina se impone así como los prejuicios, y no hay romanticismo ni pasión sexual que resista tanta presión y familiaridad...

Cómo tanto se oye decir, el principal órgano sexual es el cerebro... Y es así. Es la actividad psíquica que en él se desarrolla la que tanto nos puede hundir en un sentimiento anodino que parece sin retorno, como a la que podemos convocar conscientemente en nuestra ayuda.

Aunque haya sentimientos amorosos, aunque los juegos y la actividad erótica sean las que hasta ayer eran las adecuadas, cuando son vividas de una forma monótona y rutinaria comienzan a perder fuerza y entonces puede haber una disminución del deseo y también del placer.

Esto muchas veces puede ser vivido por las personas o las parejas de una forma un tanto dramática y pueden llegar a creer que ya no tiene deseos, o no hay amor entre ellos o que algo grave les está pasando, cuando en realidad esto no tiene por qué ser así y lo que puede estar sucediendo es que se enfrentan a un proceso de “empobrecimiento” que puede ser superado si podemos poner en duda algunas de las creencias en las que muchos hemos crecido :

• Hay cosas que no se le piden a la madre de los hijos de uno.
• Qué va a pensar de mi él, si le digo que me gustaría que hiciéramos esto (lo que sea) en nuestra relación sexual.
• Ya estoy grande para pensar en estas cosas ...
• Con los problemas que tenemos, cómo nos vamos a ocupar de tener placer.

O cualquier otra, según la historia, creencia y sistemas de valores de cada quién, y según cuál haya sido el “contrato” implícito de esa pareja, y el que es vivido –muchas veces por no ser explicitado- como inamovible a lo largo del tiempo.

Lo primero y necesario es tomar conciencia de que esta situación no tiene porqué estar poniendo en duda la relación con la vida que cada uno tenga, el afecto y los proyectos propios y en común que los una, y mucho menos –en el caso de las parejas- su continuidad.

Identificando de esta manera el problema, la certeza de que sexualidad es siempre posible, y seguridad en un vínculo afectivo, no se verán mermadas y se podrán buscar soluciones para aumentar la intensidad erótica personal y de la pareja.


La actividad sexual, y específicamente los momentos de mayor excitación y el del orgasmo, son momentos en los que las personas estamos en una situación de “ensoñación”, una entrega a nuestra actividad psíquica profunda, analogable en cierta medida al momento del soñar.

Ese estado de ensoñación, está poblado de imágenes : registros, escenas, que son posibles de ser percibidos por la conciencia, como las imágenes de un sueño lo son cuando las recordamos despiertos.

Creadas, inventadas, copiadas o captadas, se registran en la mente y muchas personas recurren a ellas con la intención de elevar su sentimiento erótico. A esto denominamos Fantasías Sexuales.

Desde la infancia y hasta el final de la vida, la mayoría de la gente tiene fantasías sexuales que sirven para una variedad de funciones y que pueden despertar una amplia gama de reacciones.

Algunas son placenteras y excitantes, mientras que otras pueden resultar desconcertantes y hasta incomodas.

En la adolescencia sirven como ensayo a acciones sexuales que aun no han transcurrido; por eso el adolescente pasa largo tiempo imaginando diferentes escenas eróticas con personajes de la ficción o con alguien conocido al que le resulta difícil acercarse.

En muchos casos son involuntarias y en otros voluntarias. En algunas situaciones pueden actuar como estímulo, en otras como inhibición.

Culpas, miedos, creencias pueden ser superadas, y obtener a partir de ellas “el permiso” que en la vida real no nos daríamos.

En la vida adulta las fantasías sexuales cumplen diversas funciones. Inducir o aumentar la excitación en solitario durante la práctica masturbatoria. Incrementar la excitación y convertir la situación en más apasionada.

Las fantasías pueden aumentar la actividad psíquica y fisiológica de la respuesta sexual, contrarrestando el aburrimiento, focalizando los pensamientos y borrando distracciones o presiones, mejorando nuestra propia imagen y/o la de nuestro compañer@. Son seguras, precisamente porque son fantasías : ficticias. Su condición de “inventadas” nos permite jugar con ellas.

Como “excursiones virtuales”, ayudan a encontrar excitación, aventura, autoconfianza, placer...

Encuentran su fundamento en escenas pasadas, o nuevas que inventamos con cosas que deseamos pero no hacemos porque no nos atrevemos, porque nos asustan, porque son imposibles en el mundo real, o porque queremos que permanezcan sólo como fantasías. De cualquier manera, nos dan un sentimiento de “completud” en nuestra erogeneidad, en nuestra posibilidad de sentir placer. Expanden el deseo y es una vía de conocimiento –limitada pero interesante- a cómo trabaja nuestra actividad inconsciente.

Existen fantasías realizables y otras no

Algunas personas tienen esta posibilidad desarrollada, y otras personas no la tienen.

Las fantasías sexuales son muy útiles, pero no todas las personas las tiene, no todos quienes las tienen las llevan a la realidad, y todo esto no tiene relación directa con la capacidad erótica y de goce.

Las fantasías sexuales son un estímulo al erotismo, pero no tenerlas no tiene porqué mermar la experiencia erótica.

Si con tu/s parteneire/s sexual/es acuerdan realizar alguna fantasía, pacten antes como pactábamos un juego cuando éramos chicos. Aclaren las reglas básicas, acuerden que cualquiera podrá dar por concluido el juego en el momento que lo desee, respeten los límites que acordaron; preparensé para dejarse sorprender.

La realización de las fantasías sexuales :

  • incrementa la autoestima,
  • favorece al goce sexual,
  • alivia la tensión y el estrés,
  • aumenta la comunicación en la pareja,
  • facilita el acceso al orgasmo.

TAREAS DE AUTOCONOCIMIENTO Y ENRIQUECIMIENTO DE LA SEXUALIDAD

4ª SEMANA :

  • Te desnudarás en un ambiente cálido e íntimo, asegurándote que no serás sorprendidos y podrás tener un tiempo de absoluta intimidad.
  • Dispondrás de un espejo grande, otro de mano de ser posible y una silla o banco donde puedas sentarte.
  • Te vas a observar desnud@. Recorrerás con tu mirada tu cuerpo de frente y espalda, usando el espejo para llegar a ver partes que no están al libre acceso de tu mirada. Agachándote, abriendo las piernas. Qué partes te gustan, cuáles sientes que no te gustan... ¿porqué?; ¿a qué responde eso?.
  • ¿Cómo te sientes mirándote?. Qué ves?, Qué sientes?.
  • Y ahora, ya sabes, sientate a escribir respecto de cómo te sentiste haciendo el ejercicio, qué descubriste, que redescubriste. Y si quieres, enviamelo a [email protected] . Ref. “estoy realizando el Programa de Sexualidad de EnPlenitud”.


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