"Parece que
el agua femenina haya perdido todo el pudor,
entregándose delirante a su dueño
el fuego."
-- Bachelard --
Me iba sin darte
la receta de la LECHE Y CREMA DE COCO:
Si estás
utilizando coco fresco:
1) envolver el coco
en una bolsa de plástico. Con el lomo
de un cuchillo grande y pesado, dar fuertes
golpes secos alrededor, hasta que se parta al
medio. Cortar la pulpa en trozos y separar de
la cáscara.
2) pelar la piel
marrón de la pulpa con un cuchillo pequeño
para verduras o un pelapapas. Para preparar
leche de coco no es necesario quitar la piel
marrón.
3) rallar el coco
del lado fino del rallador, usar enseguida o
guardar en un recipiente hermético y
conservar en el refrigerador no más de
24 horas.
Para preparar la
leche y crema de coco:
a) poner en una
licuadora 175 grs. de coco seco o coco fresco
recién rallado y 600 ml. de agua tibia.
Licuar unos 4 segundos hasta que mezcle bien.
b) verter la mezcla
en un colador acomodado sobre un recipiente
y presionar los sólidos con los dedos
para extraer la leche espesa. Para obtener la
leche clara, volver a la licuadora y agregar
600 ml. de agua tibia. Licuar y exprimir.
c) para preparar
crema o leche muy espesa, refrigerar de 1 a
2 horas. En la superficie hay crema o leche
muy espesa; lo que queda en el fondo es leche
descremada. Leche común es la mezcla
de la primera y la segunda extracción.
Con esta leche de
coco, licuado de piña (ananá),
ron, hielo y un toque de triple-sec, podés
preparar una deliciosa "piña colada"
y servirlo dentro de un ananá previamente
vaciado. Ideal para acompañar unos langostinos
asados.
Nos vemos. Espero que estas recetas te sean
de utilidad.
Ahora sí.
Hasta siempre:
Norberto
E. Petryk
Chef
"... El hombre,
que ha sido perfectamente iniciado y que contempló
alguna vez un gran número de esencias,
cuando ve un rostro que presenta la belleza
celestial o un cuerpo que por sus formas le
recuerda la esencia de la belleza, siente desde
luego cierto pavor y experimenta los antiguos
terrores religiosos. Fijando luego sus miradas
en el objeto amable, le respeta como a un dios;
y si no temiera ver tratar su entusiasmo de
locura, inmolaría víctimas al
objeto de su pasión como a un ídolo,
como a un dios. Al verlo, semejante a un calenturiento,
el rostro se le demuda, el sudor inunda su frente
y un fuego desconocido circula por sus venas;
apenas sus ojos reciben la emanación
de la belleza, siente el dulce calor que nutre
las alas del espíritu y a su llama se
funde la envoltura, cuya dureza tanto tiempo
impidió su desarrollo. La afluencia de
este desarrollo hace que sus alas se indiquen
y que quieran propagarse a toda el alma, porque
antes el alma era alada..."
-- Platón
(429-347 a.C.); Fedro o la Belleza --
"¡Vivo
en medio de fantasmas que me procuran los placeres
más grandes!"
-- Sade --
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