El propósito de este curso es exponer el pensamiento de Tomás de Aqui-no referente a las causas de la tristeza humana . Nos encontramos ante un tema de profunda actualidad si consideramos que el fenómeno de la tristeza admite mu-chas variantes en nuestra sociedad. Este tema se ha convertido en una preocupa-ción tan palpable que desde hace unos años ocupa muchas páginas, incluso en revistas no especializadas. Los médicos piensan que Tomás de Aquino se acercó a lo que hoy llamamos depresión bajo el término de acedia , pues escribió que “la acedia es una especie de tristeza” que puede ser considerada desde dos puntos de vista:
1) Como un acto del apetito sensitivo. Desde este enfoque la acedia es una pasión y pertenece al apetito concupiscible .
2) Como acto del apetito intelectivo o voluntad. Desde esta perspectiva afecta de lleno al alma.
En el plano de la moral cristiana, algunos especialistas recientes en esta materia sostienen que la tristeza no pasa de ser pecado venial mientras permanece en el plano sensible . Para uno de los mejores maestros de Tomás de Aquino, Ale-jandro de Hales, la tristeza puede ser tanto una pasión como término de la pasión, pero la acedia no es pecado a no ser que sea asumida por la voluntad humana .
Para Tomás de Aquino, la tristeza siempre aparece ante un mal presente Por contraposición, la acedia no sólo surge ante un bien, sino que, además, su propia constitución de tristeza agravante “no permite hacer el bien” . Si se tiene en cuenta que según el de Aquino “aquello que es máximamente y primariamente natural al hombre es que se dirija al bien, al bien del prójimo y principalmente al bien divino” , la acedia no es un retrotraerse la mente ante cualquier bien espiri-tual, sino ante el bien divino en el que conviene que la mente humana inhiera. Por este motivo, aunque, como él declara, la tristeza tomada en sí misma no sea ni algo deseable ni algo reprobable, la tristeza inmoderada de un bien (acedia) es criticable.
Es decir, el acedioso rechaza motivado por la pereza el bien máximo al que puede aspirar el ser humano: el bien divino. Por otra parte, la acedia es un impedimento natural para obrar rectamente porque provoca efectos negativos en el ser humano que le desmotivan y le provocan una apatía constante.
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