El tema de esta comunicación responde a la propia actualidad del pensa-miento de Tomás de Aquino sobre la tristeza. El de Aquino muestra mediante su teoría antropológica de este sentimiento negativo del espíritu cuáles son sus cau-sas y efectos, en qué consiste y, también, cómo combatirlo.
El hombre ha sido tal y como ahora es en lo referente a su humanidad y sentimientos a lo largo de toda la historia. Hoy día, la agudeza y realismo de las observaciones tomistas actualmente está respaldada en muchos aspectos por la propia ciencia médica. En efecto, en la actualidad, la gente necesita de la ayuda de especialistas médicos (psicólogos y psiquiatras) para superar su tristeza y desespe-ranza ante la vida. La ciencia ha avanzado mucho incluso en el plano de las co-municaciones, sin embargo, “la experiencia nos muestra, por ejemplo, la impor-tancia del medio, incluso del puramente profesional, para el alivio y la tranquili-dad del enfermo. Los terapeutas que suministran atención paliativa saben que una presencia amable o una mano sobre la frente, la presencia junto al lecho del pa-ciente, son los antálgicos más eficaces, aunque no basten. En verdad, el dolor es íntimo, pero también está impregnado de materia social, cultural, relacional, y es fruto de una educación. No escapa al vínculo social” .
En la misma línea Levinás considera que el hombre lejos de todo prag-matismo, necesita el auxilio técnico, pero especialmente necesita alivio humano . Es tan sencillo como el poder que tiene recibir un abrazo de alguien querido en momentos de dificultad. En ese instante profundamente humano de comprensión de un dolor sentimos por un momento que podemos reposar todo el peso de nues-tro dolor en los brazos que nos rodean .
Como se ha visto, Tomás de Aquino expone en su obra tanto las causas, como los efectos y los remedios de la tristeza. En esta comunicación fijamos más nuestra atención en las causas, porque nadie podrá aliviar los efectos de este mal, ni podrá encontrar remedios adecuados, si primero no toma conciencia de cuáles son las causas que producen la tristeza.
Al analizar las causas de la tristeza se debe discernir entre la simple tris-teza y lo que Tomás de Aquino denomina acedia. La referencia objetiva de la primera son diversos asuntos humanos: dolor, daño, lo inconveniente, palabras injuriosas, vejez, amor, placeres, cansancio, la misma tristeza, o incluso por nada, es decir, por causa desconocida. En cambio, la causa de la acedia es el bien divi-no. Esta es más grave, más difícil de combatir, y seguramente, a raíz de la sed de Dios que se vislumbra en nuestro mundo contemporáneo, más generalizada. Se puede concluir este trabajo con la tesis de si bien la simple tristeza tiene como remedio muchas medicinas y consuelos humanos, el remedio de la acedia, pasa, en el pensamiento de Tomás de Aquino, por la penitencia.
La historia de la filosofía es rica en ideas y autores, por esta razón convie-ne dedicar un espacio a todos aquellos que contribuyeron al desarrollo actual con su legado intelectual porque cada uno de ellos ha aportado alguna idea brillante que merece la pena destacar y tener en cuenta. Este curso en concreto ha dedicado especial atención al pensamiento de un autor medieval: Tomás de Aquino.
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