La acedia: causas de la tristeza espiritual según Tomás de Aquino - Curso gratis de enplenitud.com  

La acedia:
Causas de la tristeza espiritual según Tomás de Aquino

Causas de la tristeza espiritual.
 
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Tomás de Aquino considera que existen muchas causas de tristeza espiri-tual. Para comprenderlas mejor a continuación haremos una enumeración de aque-llas que están recogidas en dicho contexto filosófico:

a) “Alguien se entristece a causa del dolor o el daño” , ya que todo ele-mento nocivo que se produzca sobre el cuerpo tiene su repercusión en el alma. Si bien el movimiento del dolor siempre está en el cuerpo, es claro que el cuerpo no puede sufrir sin el alma sufriente, como dice Agustín . Es decir, a diferencia del resto de seres vivos que también padecen enfermedades, el hombre es consciente de su propio dolor; en definitiva, reflexiona sobre él. Tanto es así que el propio Tomás de Aquino escribe que “el dolor interior no sólo es mayor que el dolor ex-terior, sino que también es más universal” , abarcante. La universalidad del dolor interior se debe a que mientras existen unas personas que han padecido más dolor físico que otras como consecuencia de enfermedades , todo el mundo, por joven que sea, tiene la experiencia de sufrir internamente por algún aspecto de su vida.

Una observación interesante del filósofo de Aquino es que “la tristeza in-terior no se siente con dolor en el cuerpo” . Deducimos de aquí que Santo Tomás se refiere a un dolor interior muy intenso ya que la cita está recogida en un texto donde se habla de la muerte de Cristo. También se puede determinar una diferen-cia entre el dolor físico y la tristeza espiritual: “la tristeza puede ser de presente, de pasado y futuro, pero el dolor corporal, que sigue a la aprehensión del sentido exterior, sólo puede ser de presente” .

“El efecto propio de la tristeza es alguna huida del apetito” . Sin embar-go, no siempre el hombre triste tiende a huir de aquello que le hace daño, ya que cuando la tristeza es inmoderada y se apodera de él, “absorbe el alma e inmoviliza el espíritu, entonces impide la huida del mal” . En ocasiones, el ser humano pa-dece un grado de tristeza tan grave y agudo que la mayor parte de su esfuerzo está destinado a soportar el propio sufrimiento .

b) Otra de las causas de la tristeza es “que se dé algo inconveniente para el hombre” . Según Tomás de Aquino, hablando de modo absoluto, el deseo de placer es realmente más fuerte que la huida de la tristeza; sin embargo, acciden-talmente, se huye más de la tristeza que se apetece el placer . También en la misma línea refiriéndose a la tristeza sensible, Tomás de Aquino afirma que “el amor del placer es menor que el amor de la conservación de sí mismo, que res-ponde a la huida del dolor, y entonces más se huye del dolor que se apetece el placer” .

c) Santo Tomás refiere como otra causa de la tristeza “las palabras inju-riosas” . La palabra tiene doble función en la teoría antropológica del Aquinate sobre la tristeza: 1) Por una parte, cuando se hace sufrir a alguien, éste acusa en su apetito sensitivo el deseo de devolver la injuria inferida a sí o a otro . La razón que justifica este hecho es que la ira es una pasión compuesta de tristeza y deseo de venganza . 2) Por otro lado, “el consuelo es un remedio contra las tristezas” . Por esta razón, “la compasión de los amigos es consoladora, o porque la adversi-dad se siente más leve cuando se lleva entre varios, o más porque toda tristeza se alivia por alguna mezcla de placer” .

d) Atendamos a otra causa de la tristeza según el de Aquino: “la vejez produce tristeza conforme se acerca la muerte” . De hecho, “todos los hombres en el tiempo de la vejez se afligen a causa de su invalidez” . Como contraposi-ción a la tristeza propia de aquellos que están al final de su vida encontramos la alegría propia de la juventud . Los ancianos tienen dos motivos de tristeza: por un lado, se entristecen porque “desearían vivir más tiempo” ; por otro, el recuer-do de los bienes que tuvieron en la juventud, en tanto que son recordados, produ-cen placer, sin embargo, en tanto que están ausentes producen tristeza. También sucede a la inversa; cuando una persona recuerda un hecho triste del pasado expe-rimenta una pena, sin embargo, en tanto que la causa de dicha pena ya está ausen-te se experimenta placer y alegría. De cualquier modo, es evidente que conforme una persona se hace mayor más tiende a recordar el ayer quizá porque es cons-ciente de que tiene más pasado que futuro.

e) “Toda afección se produce por causa del amor” , por tanto, “todo hombre se entristece si carece de aquello que ama” , porque la ausencia produce inquietud e intranquilidad en la voluntad. Por esta razón, aquellos jóvenes enamo-rados que se aman son felices y gozan de su bien; sin embargo, aquellas personas que aman y no son correspondidas se entristecen , porque al entregar su amor y no ser correspondido o aceptado por el otro, sienten que les falta ese complemento vital que aporta el amor cuando se vive y se comparte en compañía. Sin embargo, la esperanza siempre debe permanecer latente, por esta razón, la herida del des-amor se curará con el transcurrir natural de los días.

f) “También decimos que alguien se entristece por nada, porque no tiene causa de su tristeza” . Esto está relacionado con lo que hoy en día han descubier-to algunas investigaciones hechas en psicología, que demuestran que existe un tipo de depresiones que no tienen causa de su existencia. Son las llamadas depre-siones endógenas .

g) “Los placeres de los males no causan tristeza en el presente sino en el futuro” . En el caso de Tomás de Aquino nos encontramos con un modelo ético que refiere directamente al placer y la tristeza como patrones de un modelo de conducta adecuada. Por ejemplo, el placer que experimentan los fumadores pro-voca placer en el presente, sin embargo, puede producir una enfermedad poste-riormente.

h) “El cansancio es causa de tristeza” . Sin embargo, la tristeza produci-da por el cansancio tiene un remedio sencillo: el placer corporal, por ejemplo, “la tristeza se aquieta durmiendo” . Mediante el sueño descansamos de las preocupa-ciones diarias y se calma el sentimiento de angustia que produce la tristeza. Sin embargo, en la actualidad se ha comprobado que uno de los efectos de la depre-sión es el exceso de sueño, o por el contrario, el insomnio. Para Tomás de Aquino, y muchos le siguen en esto, no solamente el descanso del sueño, sino también el descanso propio de los baños, son un remedio terapéutico para aliviar la tristeza . “Además de estos hábitos, el mencionado autor añade una larga lista de otras cu-raciones de orden corporal como: pasear, o comer bien, ya que todas estas cosas, por una parte, restablecen la normalidad corporal, y por otra proporcionan deleite y distracción, con lo cual se puede apaciguar, como mínimo, el sufrimiento” . El avance de la ciencia médica ha propiciado el descubrimiento de nuevos fármacos que remedian el dolor corporal, sin embargo, el ser humano a ese nivel queda a la intemperie de su propio sufrimiento anímico. Por esta razón, conviene especificar que remedios como el consuelo, el placer o la vida sana alivian en parte el sufri-miento, sin embargo, no lo alivian al cien por cien.

i) La misma tristeza puede ser causa de tristeza: “Las personas que han pasado por frecuentes tristezas tienden con más facilidad a ella” . por ejemplo, los melancólicos siempre tienden a anhelar el pasado creyendo que el ayer siem-pre fue mejor. Tomás de Aquino define a los melancólicos como espíritus terres-tres y oscuros que son propensos a la tristeza . Los melancólicos según la dispo-sición natural necesitan los placeres como medicina para expulsar la tristeza por-que el cuerpo de estos padece alguna corrosión.

j) La tristeza se exagera todavía más si la persona padece sufrimiento y angustia . “Incluso en este estado, Sto. Tomás distingue diversos grados: el efec-to propio del sufrimiento consiste en cierta huida por parte del apetito (...), si se impide la huida, nace la ansiedad, que agrava el ánimo hasta tal punto que el suje-to no vislumbra consuelo alguno, por lo que se denomina también con el nombre de angustia . Pero si se agrava hasta el extremo de paralizar los miembros corpo-rales, lo que es propio del abatimiento, en este caso (...) ni deja lugar a la huida, ni está en el apetito, y se dice que el abatimiento priva hasta la voz” . Con estos condicionantes, el cuadro clínico que padece una persona afectada por la tristeza y la ansiedad, la angustia o el abatimiento, se complica bastante respecto de aque-lla otra persona que simplemente está triste.

 
 
 
 
   
 
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