Diabetes y familia

La diabetes es una enfermedad cada vez más común, y en una familia puede haber varios miembros que la padezcan. La prevención y tratamiento debe ser de manera familiar también...

Patricia High-Edo y su hija, Jasmine Edo, tocan el violín y aman cantar. Las dos disfrutan jugar voleibol, así como ver películas y viajar juntas. Adoran ir de compras y su talla les permite intercambiarse ropa. Ahora también comparten algo más que ninguna de las dos quiere: la diabetes.

Durante cuatro años, la Sra. High-Edo, de 42 años, ha padecido diabetes, un desorden metabólico en el cual el cuerpo produce muy poca insulina para controlar los niveles de azúcar en la sangre.

Durante todo ese tiempo, Jasmine ha sabido que tiene riesgos de padecer la misma enfermedad, la decoloración rojiza en la piel alrededor de su cuello fue una señal de ello.

En enero el doctor de Jasmine le pidió a la madre que comenzara a checar el nivel de azúcar en la sangre de Jasmine. Los números han alcanzado 125; un nivel de 126 hace que una persona pase de un diagnóstico de prediabetes a diabetes. 

“Ella entiende lo que significa, ha visto a su padre durante la enfermedad, a mí y a una tía que la padeció”, comenta la señora High-Edo acerca de Jasmine. 

Su tía perdió ambas piernas, otra tía también padece diabetes, así como su padre y abuelas. Sin embargo Jasmine es la única en su familia en padecer diabetes a una edad tan temprana: 13 años. 

Patricia High-Edo está entre los 13.3 millones de norteamericanos mayores de 20 años que han sido diagnosticados con diabetes, más de la mitad del número que había en 1980. Nueve de cada diez personas padecen diabetes tipo 2. 

Pero Jasmine representa algo más alarmante aún: el rápido incremento de signos de diabetes tipo 2 en niños. La diabetes tipo 2 siempre ha estado en las familias, pero el incremento de la obesidad entre adolescentes y adultos jóvenes ha hecho que las cifras vayan en aumento con una rapidez nunca antes vista.

Esta enfermedad ataca a ambos sexos por igual, pero aumenta el riesgo de enfermedades cardiacas y muerte prematura más en hombres que en mujeres, de acuerdo a un estudio publicado en los Anales de Medicina Interna.

Las mujeres en familias como la de la señora High-Edo llevan esta carga de otra manera. Proteger a sus hijos y a sí mismas de un desorden causado por la alimentación puede significar tomar responsabilidad por cambiar los hábitos alimenticios de toda la familia. 

Diabetes, un problema de toda la familia

 

 

A la vez que los especialistas se encuentran lidiando cada vez más con casos intergeneracionales, también están encontrando que lo que es cierto en estas casas, también debería serlo en la población en general. La única manera de frenar la epidemia de diabetes es manejarla como un problema familiar. 

El Dr. Robin S. Goland, co director del Centro de Diabetes Naomi Berrie, en el Centro Presbiteriano de Columbia, dice “no entiendo como se puede luchar contra esta enfermedad sin involucrar a toda la familia.” 

En el centro, se les pide a los pacientes que lleven consigo a tantos familiares como les sea posible para asesoramiento. No para que los hermanos o hermanas eviten tener diabetes, aunque exista el riesgo, sino para explicar los cambios que se producirán en el  paciente. 

Los nutriólogos les enseñan a los padres a hacer comidas que no promuevan el incremento de peso o el nivel de azúcar en la sangre. Las recomendaciones que dan son saludables para todos los miembros de la familia. 

La diabetes tipo 2 es heredada más que la del tipo 1, lo cual ocurre cuando las células inmunes destruyen las células productoras de insulina del páncreas. 15 años atrás, la mayoría de los niños y adolescentes desarrollaban diabetes tipo 1.

Ahora, con la obesidad siendo tan común entre los jóvenes, reportes clínicos señalan que de los casos de diabetes en niños, de un tercio a la mitad son de tipo 2, de acuerdo al Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del Riñón. 

El lazo familiar es una indicación de que la diabetes tipo 2 tiene bases genéticas. Pero los genes no tienen tanta incidencia en las altas tasas de diabetes en los Estados Unidos.

Cerca de dos tercios de los adultos norteamericanos tienen sobrepeso o son obesos, y casi un 15% de niños entre 6 y 9 años. Y la gente obesa tiende a ser sedentaria. 

Casi un 50% de las personas obesas padecen diabetes o tienen una condición prediabética en la que sus cuerpos tienen dificultad para metabolizar el azúcar.

No es solo el tamaño grande el que hace que el cuerpo necesite más insulina, es que entre más grasa se tenga, más resistencia a la insulina se crea.  

Los pasos más importantes en la prevención y manejo de la diabetes tipo 2 es el perder peso, o al menos prevenir ganar más peso en el futuro, y hacer más ejercicio. 

Por Cecy García
Licenciada en psicología, especialista en psicología bariátrica o de obesidad, trastornos alimenticios y emocionales. Egresada de ELPAC (Escuela Libre de Psicología AC).
www.adios-obesidad.com

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