Chismes de oficina

¿Por qué se dan? ¿Cómo evitar ser una víctima de las habladurías? ¿Cómo usarlos chismes de oficina a tu favor?

Algunas personas consideran que los chismes de oficina son una clase de violencia.

Esto puede parecer un tanto drástico o exagerado, pero tal vez no lo sea si consideramos que en realidad un chisme tiene el potencial de destruir vidas y, de hecho, puede hacerlo en una cantidad insospechadas de intrincadas maneras. 

Las empresas no ven con buenos ojos el chismorreo, y los manuales de conducta suelen dedicar largos apartados a dejarlo en claro.

En general, sostienen que los chismes alimentan la desconfianza y el resentimiento entre los trabajadores, a la vez que bajan la moral y la productividad. 

En un momento estás a salvo y tu vida profesional es la más segura, y al siguiente todo se ha ido por la borda.

A continuación, echaremos un vistazo a cómo las leyes intentan marcar una línea entre el cotorreo inofensivo y la acusación dañina y maliciosa.

¿Cómo puedes hacer para mantenerte al margen del chismorreo y no convertirte en su víctima? Y, finalmente, ¿cómo hacer para usar los chismes a tu favor? 

¿Cotorreo, chismorreo, o difamación?

En el ámbito de una oficina, puede hacerse difícil dilucidar cuándo un chisme frívolo cruza una línea imaginaria y se convierte en algo más serio, como la difamación.

En este caso, la ley puede otorgarnos alguna ayuda: En pocas palabras, se considera difamación a la información falsa que “daña” a daña a otra persona, y se reconocen tres subtipos: 

  • Estabas al tanto que la información era falsa.
  • Tenías motivos para pensar que la información podía ser falsa, pero no te preocupaste por chequearlo.
  • La información era de una naturaleza tan amplia y generalizada que simplemente no podía ser cierta.  

En consecuencia, a no ser que sepas que algo es cierto y puedas probarlo en caso de ser necesario, no sucumbas ante la tentación de esparcir chismes en la oficina.

Mantente al margen

Casi sin excepción, la decisión más inteligente que puedes tomar es evitar completamente el chismorreo.

Desde luego, es más fácil decirlo que hacerlo, especialmente cuando las conversaciones casuales tienen lugar y cruzan esa delgada línea casi en forma inconsciente.

Entrénate para reconocer las palabras y los temas claves; aquellos que tienen el potencial de dañar a otra persona. Éstos incluyen: 

  • Conducta criminal. Ésta puede hacer referencia a actividades fuera de la oficina, malas prácticas profesionales, o rumores acerca de alguien obteniendo un ascenso a través del sexo o del soborno.
  • Adicción al alcohol o a las drogas.
  • Infidelidad, ya sea en el matrimonio o en una relación.
  • Cualquier cosa que el público en general consideraría reprensible (racismo, desviaciones sexuales).  

De alguna u otra manera, estas normas suelen ser violadas a diario en buena parte de las oficinas del mundo. Pero, en cualquier caso, no es eso lo que importa.

No se trata de lo que tú o los demás pueden decir en el más relajado de los ambientes, sino de cuán ofendida puede sentirse una persona como para presentar una querella en tu contra o en contra de la compañía. 

No seas víctima

Los chismes de oficina pueden dañarte de distintas maneras. En este sentido, puedes ser víctima de chismes desagradables o poco halagüeños o de chismes que tienen la capacidad de dañar tanto tu vida profesional como la personal.

Al mismo tiempo podrías ser un instigador, culpable por decir tonterías que en algún momento parecían divertidas o sonaban bien, que luego deba responder acerca de su participación en todo el asunto.

Si el chismorreo se produce a través del e-mail, estás especialmente en riesgo. No creas que tu correspondencia escrita es del todo privada. 

Es interesante destacar cuán fácil puedes convertirte en una víctima del chismorreo, así que procura ser siempre precavido en cuanto a lo que dices a los demás y en lo referente a tus actividades extracurriculares —ya sea que involucren a otros compañeros del trabajo o no—. 

Tu “persona profesional” se encuentra en peligro, así que presta atención tus excesos de fin de semana —sobre todo cuando alguien pueda estar espiándote—; mantén la boca cerrada acerca de tu nueva búsqueda laboral o de las dificultades que tienes con tu jefe, y recuerda mantener una conducta profesional en todas tus conversaciones. 

Asimismo, aprende a poner en duda todo lo que llega a tus oídos, independientemente de la fuente de procedencia.

Los chismes de oficina suelen proceder de terceras fuentes, por lo que suelen venir cargados de interpretaciones y aspectos subjetivos que adornan la historia original y la alejan definitivamente de la verdad. 

Los chismes a tu servicio

Por lo general, deberás usar la discreción y evitar involucrarte en los chismorreos de oficina.

Existe, no obstante, una excepción: la de aproximarse al circuito de chismorreos de la oficina como un conducto de noticias e información. Si lo haces cuidadosamente, puedes obtener tus beneficios. Por ejemplo: 

  • Acerca de la empresa: usa los chismes de oficina para enterarte de los proyectos que están por venir y que pueden ser de tu interés. Asimismo, conoce las posibilidades de ascensos.
  • Acerca de jefes y ejecutivos: utiliza los chismes de oficina para conocer ciertos rasgos de la personalidad o intereses que pueden ayudarte a relacionarte con estas personas a la hora de presentar una idea, o para tener algo de qué hablar cuando te encuentres a solas con ellos en determinadas circunstancias. Simplemente procura no ser demasiado obvio.
  • Acerca de tus logros: utiliza los chismes de oficina para soltar información sutil sobre algo que te hace sentir orgulloso, de modo que tus logros alcancen las orejas adecuadas. Una vez más, recuerda que la sutileza es la clave —no querrás que ciertas personas interpreten esto como que estás alardeando—.  

Charla de café

Es algo naif pensar que una oficina que emplea personas adultas funcionará como si estuviera manejada por personas adultas.

Somos personas, y nos gustan las buenas historias, y buena parte de nosotros nunca consigue dejar atrás a ese adolescente que necesita hablar de los demás.

Cuando exploramos las motivaciones del chismorreo en la oficina, podemos encontrar personas con la autoestima baja y con deseos latentes de vender a cualquiera. Y lo harán en la primera oportunidad que tengan.  

Por su parte, las personas exitosas se alejarán de los chismorreos. Ellas practican la discreción y ganan la confianza de los demás, en buena parte gracias a mantenerse alejadas de estos entuertos.

En consecuencia, prueba ser mejor que los demás y aléjate de las innecesarias charlas de café.

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