El cultivo de zapallos es uno de los más simples dentro de la naturaleza, gracias al gran taaño de la semillas. Solo deben tenerse en cuenta unas cuantas condiciones para su correcta germinación y desarrollo…

Según citas de antiguos autores, el cultivo del zapallo (curcubitae) era muy apreciado entre los hebreos de la época de Moisés, así como en China y Egipto, antes de la Era Cristiana.

Entre los restos de tumbas incas precolombinas, también se han encontrado calabazas, con lo cual siempre quedan algunas dudas acerca de su lugar de origen.

El zapallo es rico en beta-carotenos y vitamina A, que actúan como antioxidantes y potenciadores del sistema inmune, asociándose su ingesta a prevenir el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, también contiene vitamina C, potasio y escaso sodio, por ello, se recomienda su consumo para prevenir la hipertensión y las trombosis.

El zapallo contiene otros minerales como calcio, fósforo y magnesio, además de proveer al organismo una cantidad apreciable de fibra soluble e insoluble, que mejora el tránsito intestinal, previniendo el estreñimiento y la constipación.

Los frutos y semillas del zapallo aportan aminoácidos, sustancias valiosas biológicamente activas que ayudan a prevenir disfunciones del aparato urinario

Cultivo del zapallo

Dos métodos son los mas aptos, uno de ellos preparando un sustrato a base de tierra, humus y material drenante, y otro conocido como germinador (frasco, papel secante y algodón). Las semillas pueden dejarse en remojo un par de horas antes de la siembra para acelerar la humectación y viabilidad.

Por sustrato, en maceta


Elegir varias macetas de tamaño medio (10/12cm de boca), de plástico o terracota, y en cada una de ellas se colocan entre 3 a 4 semillas. Comenzar armando un buen drenaje, colocando pequeñas piedritas o pedazos de maceta de barro que se colocan dentro de la maceta, antes que cualquier otra cosa, tratando de formar una capa que cubra todo el fondo.

Preparar una mezcla de 1 parte de tierra negra, 1 de humus, 1 de arena gruesa y ½ de perlita, mezclar bien y llenar la maceta hasta llegar 2 cm antes del borde. Luego, colocar las semillas acostadas y cubrirlas con una capa de 0.5 a 1cm de la mezcla, tomar agua y regar lentamente, sin remover el sustrato, hasta que este completamente húmedo y haya salido agua por la parte inferior.

Colocar las macetas en un lugar luminoso, al reparo del sol fuerte o lluvias, es aconsejable cubrir la maceta con un film transparente (con alguna perforación), para evitar la excesiva perdida de agua por evaporación (mini-invernadero), es preferible volver a regar cuando el sustrato parezca seco, pues esto favorecerá a la planta a desarrollar su sistema radicular, en busca de la humedad remanente en el fondo de la maceta.

Si por el contrario, el sustrato se mantuviera muy húmedo, las raíces serán superficiales y no beneficiara a la planta en adelante.

El tiempo recomendado para la siembra va desde septiembre hasta diciembre, las semillas comenzaran a brotar a partir del 4 día y pueden tardar varios mas si la temperatura es baja.

Lo ideal es tener durante el día temperaturas cercanas a los 25°C y las noches sin heladas, una vez germinadas y con unos 10 a 12 cm de altura conviene colocarlas en el lugar definitivo para su crecimiento, lo recomendado es en tierra firme pero una maceta grande (35cm) podría servir, aunque los frutos no alcanzaran gran tamaño.

Al retirar la planta del sustrato, conviene que esté humedecido. Con la mano ablandar la maceta y luego con un palito remover el sustrato hasta poder extraer la planta con el menor daño posible, es muy importante que la raíz principal no sufra daños.

Además de la forma tradicional de cultivo rastrero, estas variedades se pueden cultivar en forma colgante. Esta es una alternativa de cultivarlos de manera vertical; como una enredadera, para ello se deberá elegir una pared o cerco, o bien erigir un parapeto o empalizada de 2,0 a 2,5 m. con una ubicación a pleno sol todo el día (mirando al amanecer).

Sobre la misma colocar de manera muy firme una malla de alambre tejido o mejor una malla sima (de las que se usan en construcción), separada unos 10 cm del muro.

Al pie del muro sembrar las semillas de zapallo con una separación entre plantas de al menos 3,0m. Cuando comiencen a crecer las guías, direccionarlas hacia arriba y sujetarlas con lazos holgados de tiras de tela a la malla de alambre, dejar solo 3 guías y eliminar las restantes.

Continuar sujetando y orientando las guías a manera de abanico a medida que crecen, (por lo general se sujetan por sí solas mediante sus zarcillos).

Cuando las guías lleguen al máximo de altura del muro, despuntar las principales, cuando los frutos alcancen un tamaño tal que los hace muy pesados para las guías, colocar debajo de cada uno una "cuna" de red de plástico (bolsa de cebollas) atada a la malla metálica, regar solo al pie del muro sin mojar el follaje.

Por germinador

Esta técnica es muy utilizada en las escuelas y tiene un carácter mas bien ilustrativo, para ello se toma un frasco transparente de boca ancha y buena altura. Se coloca un secante dentro en forma de cilindro y se rellena hasta la mitad con algodón.

Las semillas se colocan en forma vertical entre el secante y el vidrio, de tal forma que la parte, redondeada queda apuntando hacia arriba. Humedecer el centro de algodón y tratar que en la parte inferior no que encharcado.

Colocar en un lugar luminoso sin sol directo ni exposición a fuentes de calor, una vez que las hojas hayan superado el borde del frasco conviene retirarlas y traspasarlas a una maceta, con el procedimiento antes explicado.

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