Pan de leche para un Principito
Especiales para el desayuno o la merienda, esta receta de pan de leche es dedicada a todos los niños o a aquellos que alguna vez lo fueron como decía Antoine de Saint-Exupery (Le Petit Prince), mientras nos metemos en la cocina busquemos dentro de la caja de los recuerdos para rescatar a María Helena Walsh:
“Manuelita vivía en Pehuajó
pero un día se marchó.
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.
Manuelita, Manuelita,
Manuelita dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz.”…
-M. H. Walsh-
Receta del pan de leche
Ingredientes
Masa madre
– 50 g de levadura de cerveza (fresca) o 25 de la seca
– ¼ de taza de leche tibia
– 1 cucharadita de miel de abejas
– 1 cucharada de harina
Resto de la masa
– ¾ taza de azúcar
– La ralladura de la cáscara de un limón
– Unas gotas de agua de azahar
– 3 huevos
– 70g de manteca (mantequilla) blanda
– ¼ taza de leche tibia
– harina ½ kg o cantidad necesaria (puede ser más o menos)
Otros:
– 1 taza de crema pastelera espesa
– 100g de azúcar partida
Procedimiento
“…Tantos años tardó en cruzar el mar, que allí se volvió a arrugar...”, pero no nos arruguemos nosotros, aunque llevemos algunas arruguitas en la cara u otras en el alma, mostremos el brillo de nuestros ojos que nunca dejan de ser los mismos de antes y pongamos manos a la obra:
Primero disolveremos la levadura en la leche tibia, a donde habremos disuelto la cucharadita de miel (esta es un azúcar invertida y nos dará una miga más húmeda, y mayor duración de nuestros panes), luego metemos la harina y batimos hasta formar una especie de engrudo.
Lo dejamos en un lugar tibio, pero no muy cerca del calor fuerte, mientras seguimos cantando con M. H. Walsh: “…y por eso regresó, vieja como se marchó, a buscar a su tortugo, que la espera en Pehuajó.”, y ya cuando se convirtió en una esponja que duplicó el tamaño lo mezclamos con la taza de azúcar, los huevos batidos, la manteca blandita, y el resto de la leche.
Unimos todo muy bien y continuamos agregando, de a poco, la harina que nos vaya pidiendo hasta unir todo en un bollo, allí nos acordaremos de algo que no nos guste y nos desquitaremos con él castigándolo fuerte sobre la mesada de la cocina hasta volverlo elástico, suave y dúctil.
Lo meteremos dentro de un bols y tapándolo flojamente con un lienzo o repasador lo dejaremos descansar de nuestra paliza hasta que veamos que duplicó su tamaño.
Lo aplastamos de nuevo y comenzamos a hacer bollitos de unos 5 cm de diámetro (puede hacerlos más grandes o más pequeños, pero recuerde que todos deben ser más o menos iguales para que la cocción dentro del horno sea pareja).
Los distribuiremos en placas enmantecadas (dejando suficiente espacio entre uno y otro) y dejaremos que se vuelvan a inflar (leudar), recién allí los pintaremos con huevo batido, dejando que se seque (orear), luego haremos a cada uno una coronita con crema pastelera espesa y los salpicaremos con azúcar partida.
Los meteremos en un horno bien caliente y cocinaremos hasta que estén bien doraditos. Sacamos y dejamos enfriar antes de servir.
Otra opción para una fiesta de cumpleaños es a algunos ponerles coronita como lo indica esta receta, a otros solo pintarlos con huevo batido y cocinarlos, una vez cocidos y fríos, hacerles un corte transversal en la pancita de arriba y con ayuda de una manga de pasteleros los rellenamos con:
Dulce de leche pastelero, crema pastelera, crema pastelera al chocolate, dulce de leche mezclado con crema pastelera, crema chantilly, crema chantilly al chocolate, crema chantilly con trocitos de durazno o frutillas –fresas-, crema de manteca, crema pastelera mezclada con crema chantilly y praliné de almendras molidas, o el relleno que se te ocurra.
Los espolvoreamos con azúcar impalpable (flor – glacé ) y listo para disfrutar el chocolate o el té.
“Estamos invitados a tomar el té.
La tetera es de porcelana
pero no se ve,
yo no sé por qué…”
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