La vocación no aparece como algo puntual y espontáneo, sino que se inicia en la infancia, va configurándose durante la adolescencia para definirse en la adultez.
El difícil paso del sistema educativo a la actividad laboral supone la necesidad de un ajuste del sujeto a la nueva realidad laboral.
La Orientación Vocacional facilita la inserción de los sujetos a ese mundo laboral, basándose, por una parte, en sus posibilidades, en sus motivaciones, en sus limitaciones e intereses, y por otra, en las facilidades o dificultades y barreras que les impone su medio.
La identidad ocupacional se desarrolla como un aspecto de la identidad personal, los problemas vocacionales tendrán que entenderse como problemas de personalidad, determinados por fallas, obstáculos o errores de las personas en el logro de la identidad ocupacional.
La orientación profesional suministrada por un psicólogo, tiene como fin asesorar y ayudar al individuo a descubrir su vocación y orientarle hacia la actividad cultural o profesional que mejor puede realizar, ayudando a reconocer sus propias aptitudes y asesorándole sobre cual ha de ser su preparación, no sólo para realizar ese trabajo de forma efectiva, sino para poder permanecer en él.
Para concluir son válidos aquellos versos de Antonio Machado:
“Caminante son tus huellas el camino y nada más. Caminante no hay caminos, se hace camino al andar”.
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