Esta posibilidad es válida sobre todo para
estudiantes jóvenes que cuentan con
escasos recursos para hacer frente al pago de un alquiler, pero que necesitan un
sitio donde alojarse.
“Es una tendencia en alza que se ve cada vez más en las grandes ciudades. En
general son jóvenes estudiantes quienes deciden alquilar una habitación en el
domicilio de una familia. Los gastos son menores y se está acompañado.
En general, los beneficios son mayores para el estudiante porque dentro del
pago que debe hacer cada mes, en general quedan incluidos los servicios y demás
beneficios que se tengan en el hogar como acceso a Internet.
El dar una fianza también quedará a juicio del propietario, pero en muchos
casos, no se exige”, determina la asesora inmobiliaria española Montse
García Perramón.
No solamente se beneficia el inquilino sino también el propietario, que puede
ganar un dinero y a la vez mantener la propiedad cuidada.
“Una de las mayores preocupaciones de los dueños es la de alquilar una
vivienda y no saber qué ocurre dentro o si los inquilinos preservan
adecuadamente los objetos y los muebles que hay dentro, pero de este modo, se
puede estar atento ante el comportamiento y el cuidado que brindan a la
propiedad quienes alquilan una habitación”, sostiene la profesional.
Consejos para alquilar una habitación
1.- Las prevenciones que hay que tener con los inquilinos que vivirán con la
familia deben extremarse. “Siempre es mejor si se conoce a la persona que
habitará la casa.
Lo más conveniente es solicitar, en la medida de lo posible, referencias o si
se tiene intenciones de alquilar una habitación, antes de colocar un anuncio,
comentar la idea con el resto de familiares, amigos y conocidos para que puedan
recomendar a alguien”, expresa la especialista.
2.- Informarse muy bien acerca de la solidez económica del inquilino. “Aunque
en general son estudiantes quienes se inclinan por esta opción, es preciso saber
si son los padres los responsables de hacer frente al pago, o de qué modo
subsiste el individuo para poder tener todas las garantías necesarias”,
argumenta la asesora española.
3.- Establecer un reglamento claro para que no haya malos entendidos ni
confusiones no solamente teniendo en cuenta el aspecto económico sino cuestiones
relacionadas con los hábitos y la convivencia.
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