En este tema, hay dos escenarios diferentes a contemplar: “es imposible
controlar la catarata de acontecimientos que pueden ir surgiendo en la vida de
una persona.
En muchas oportunidades, por más que se tenga un
matrimonio feliz, surge una
persona que nos deslumbra ya sea por que posee determinadas virtudes que nos
atraen y realmente no tenemos modo de controlar este impacto en nuestras vidas.
Sin embargo, nuestra responsabilidad comienza a hacerse notar desde el
momento en el que decidimos tomar una decisión al respecto, ya sea, dejar a esta
persona que siga su camino sin que nos haga efecto o incluirla en nuestro día a
día”, sostiene el psicólogo español Fernando Quintana Rogel, especialista en
familia y pareja.
La otra de las alternativas que se pueden presentar en la
vida de una pareja es
la de contemplar la posibilidad de conocer a alguien distinto porque la relación
conyugal ya no es lo que era.
“Una cosa es forzar un encuentro con una tercera persona y otra bastante
diferente es que el destino o el azar se interpongan y jueguen sus cartas”,
destaca el profesional. En cualquiera de los dos casos, hay que saber muy bien
de qué modo se procederá.
“Sin lugar a dudas, lo más correcto es poner al tanto a la pareja de lo que
está ocurriendo. La sinceridad hará que no se tenga culpa ni remordimientos y
evitará también confusiones y
malos entendidos.
Hay que determinar qué emociones son las que se sienten, en qué estado
afectivo se encuentra el matrimonio o el noviazgo para tener muy en claro cuáles
serán los pasos a seguir. En estos temas, el riesgo es mucho, pero la idea es no
lastimar a nadie y sobre todo, hacerse cargo con seriedad y madurez de lo que
está ocurriendo”, opina el especialista.
Afrontar la realidad cuanto antes evitará la infidelidad, aceptar ser la “otra”
persona en una relación ya establecida y el asumir roles incómodos.
“El riesgo y la adrenalina que despierta el engaño resulta atractivo durante
unos días, pero luego, la situación puede descontrolarse y es ahí donde ya no
existe vuelta atrás y los involucrados son los tres.
“La necesidad de competencia entre las dos mujeres, en caso de que la tercera
en discordia sea una mujer puede ser brutal. Una no querrá perder a su pareja y
la otra hará lo que humanamente pueda para conquistarlo.
La baja autoestima de estas mujeres queda al descubierto. Pueden provenir de
familias complejas en donde también tenían que luchar por el amor de sus padres
y conseguir así un poco de afecto. Es un modelo que reiteran sin darse cuenta”,
explica el experto.
¿Qué hacer cuando aparece el tercero en discordia?
1.- Es preciso mantener una actitud clara con la pareja y ponerla al tanto de lo
que está ocurriendo. “Cuanto antes se enfrente la crisis, mucho mejor para
las tres partes ya que la experiencia indica que el dilatar solamente contribuye
a espesar el conflicto”, aconseja el experto.
2.- Intentar colocarse en el lugar del otro. “Puede ser mucho pedir, sobre
todo si se ha sido engañado, pero nadie está exento de sentirse atraído o
enamorado de otra persona.
Hay que aceptar las situaciones que nos depara la vida con grandeza y madurez
y hay que tener muy en claro que no podemos obligar a nadie a que permanezca a
nuestro lado.
También sería interesante que pudiéramos reflexionar acerca de lo que ha
ocurrido en la pareja para que una persona más se involucrara en el medio”,
sugiere el psicólogo.
3.- Dejar el resentimiento de lado. “No es bueno repartir culpas ni
responsabilidades. Lo que ha ocurrido es mejor solventarlo de la mejor manera
posible. Muchas veces, una tercera persona sirve para despertar a la pareja y
desempolvar las emociones.
Tal vez gracias a esta aparición nos demos cuenta de lo importante que es el
uno para el otro o que ya no existe nada para compartir. No siempre un tercero
en escena es un serio problema, sino una bendición y advertir esto tampoco es
fácil de sobrellevar”, declara el experto.
Más allá de lo doloroso que sea el descubrir que existe otra persona alrededor
de la pareja, la clave reside en la comunicación y en querer ante todo,
salvaguardar la integridad de todos aquellos que estén involucrados.
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