La escuela, el maltrato emocional y el ADD

Cuando un niño presenta distractibilidad, ADHD o ADD, y se desconocen los modos de trabajar estos problemas y se sigue esperando las mismas respuestas que en el resto de los alumnos, las consecuencias pueden ser muy serias para el niño.

Si no se toma en cuenta el
camino por el cual cada alumno construye su propio conocimiento, el rendimiento que no esté de acuerdo a las
expectativas de docentes y padres provocará situaciones serias y situaciones en
las que existe una invasión destructiva del territorio del otro.

 Así como señalamos situaciones escolares de maltrato quisiéramos
citar algunas situaciones familiares de las que por nuestro trabajo tuvimos
conocimiento

  • Papa
    que intenta ayudar en las tareas y como el niño no responde le pega.
  • Prohibiciones
    de usar la computadora, jugar un deporte o encontrarse con amigos
  • Sanciones
    económicas
  • Encierro
    en el cuarto
  • Asignación
    de tareas no necesarias, como el pasar hojas de carpetas porque a los padres
    les parece que están desprolijas.

En ocasiones los padres intentan cumplir
roles docentes
y esto provoca
violencia en las relaciones con sus hijos.

 El maltrato emocional es difícil
de diagnosticar, es la consecuencia de la hostilidad verbal crónica, la
desvalorización en forma de burla, desprecio, crítica o amenaza constante al
niño. Esto dificulta las interacciones infantiles con sus pares el aprendizaje
y el deseo de conectarse, logrando diferentes niveles de autodesvalorización.

 Acompañando esta situación están las dificultades existentes en el ámbito educativo para cambiar los métodos
tradicionales basados en una respuesta única y esperada para la resolución de
situaciones problemáticas.

En algunas instituciones no se tiene en cuenta que
la motivación y el placer son una alternativa posible cuando se trata de
organizar relaciones más eficaces.

Existen notas, actitudes, gestos o rechazo de ciertas individualidades
que son los equivalentes de los golpes.

 Los efectos del
maltrato son:

  • Dificultades
    en el funcionamiento de aula por inseguridad, temor o autoestima muy baja.
  • Trastornos
    en el plano cognitivo por bloqueo emocional
  • Fracaso
    escolar, repitencia y expulsión
  • Sensación
    de tristeza y depresión: aislamiento social, minusvalía, etc.
  • Temores
    y síntomas físicos
  • Dificultad
    en trasmitir sentimientos. No saber defenderse en otros ámbitos
    extrafamiliares
  • Se
    llega a no valorar el uso de la palabra, el dialogo o de las diferentes
    opiniones.
  • Dificultades
    en las relaciones familiares.

Es como si se hubiera trasladado a la enseñanza el eje – trasgresión
-castigo como el único recurso para hacer frente a situaciones de lo que se considera un inconducta.

Existen cuestiones macro sociales que determinan ciertas conductas en,
los cuidadores del niño: en los docentes el escaso reconocimiento hacia
el trabajo, las bajas remuneraciones, la desvalorización del rol profesional, la desvalorización de la tarea educativa, la desesperanza
que producen sueldos que no alcanzan para satisfacer necesidades básicas, las
deserciones crecientes, la falta de supervisión adecuada, etc.

En los padres
la preocupación de no poder o no saber “ocuparse” eficazmente, la delegación
escolar de que sean maestros de sus hijos, aspecto que contribuye a deteriorar
la relación.

 Existen creencias que dificultan la integración de
individualidades que necesitan una
mirada distinta en clase. Una de
estas creencias es pensar que los niños deben actuar en función de
expectativas fijas y dar una única respuesta Otra creencias comunes es pensar
que los niños tienen noción de cómo comportarse.

Esto no es así, en general los alumnos desconocen la diferencia entro lo
admisible y lo inadmisible, entre lo obligatorio y lo optativo y la escuela
necesita explicar concretamente lo que espera de sus alumnos y lo que esta
prohibido.

Asimismo se debería controlar si las normas explicitadas fueron
comprendidas y aceptadas.

 Otra cuestión que vemos en nuestra practica son los tironeos al
que son sujetos los alumnos cuando las normas de la escuela no coinciden con las
de la familia.

Existen programas y planificaciones que no contemplan intereses de los
educandos. A veces los niños sienten que se les exige cumplir con cuestiones
muy alejadas de sus intereses, lo que produce dificultades disciplinarias y académicas.

Si los niños no se sienten involucrados,
a gusto, interesados o empeñados en hacer lo que se les pide, no están
motivados hacia el aprendizaje.

Al sentir que no es escuchado el enojo va creciendo y esto agrava los
problemas disciplinarios. En nuestra experiencia las dificultades de disciplina aparecen a veces a causa de problemas académicos (falta de contenidos
anteriores, dificultad de lectura y comprensión, necesidad de mas tiempo para
completar tareas, necesidad de recordatorios, etc.).

En la población de niños
con distractibilidad, déficit de atención con o sin hiperactividad, cuando
sucede lo antes descrito nos encontramos ante una forma de violencia que aparece
en el ámbito escolar y muchas veces es disparador de la violencia familiar

Si estas situaciones no se modifican aparece el fracaso o la expulsión,
que es otra forma de violencia

Estrategias
de abordaje para estas situaciones

El respeto a las individualidades es el primer paso hacia una vida democrática
y la escuela debe tomarlo en cuenta.

El buscar soluciones que se adapten a las diferentes posibilidades es el
único camino para solucionar esta espiral de violencia que hemos relatado.

Es por lo tanto importante, tomar en cuenta la planificación de las
clases para que sean dinámicas, despierten interés y curiosidad y empujen al
placer de aprender.

Estas soluciones comienzan cuando padres y escuela conocen y reconocen las dificultades que padecen estos chicos

El segundo paso es buscar formas de trabajo para que la tarea del niño sea exitosa.

Para lograr esto hay que identificar las fortalezas de quien padece
problemas de atención e incrementarlas

Algunas formas de abordaje que evita interacciones violentas serían:

  • Reconocer
    las debilidades, hacer priorizaciones y enunciar estrategias para cambiar
    conductas fortaleciendo los aspectos fuertes de la personalidad del niño.
  • Anticipar
    y mostrar coherencia en la conducta adulta.
  • No
    retar arbitrariamente
  • Permitir
    la revisión de los trabajos o las pruebas antes de su entrega

Tanto docentes como padres deben aprender a comprender lo que sucede con
una visión distinta, para encontrar soluciones creativas para las dificultades
de estos alumnos.

La tarea será,
entonces, indagar las potencialidades para ampliarlas a los fines de construir formas de trabajo aceptables para las problemáticas
atencionales, esto les permitirá ser exitosos en su futuro adulto.