Emprendimientos
con sabor a chocolate
El cacao es tostado y
molido, y de acuerdo a cada forma comercial se lo procesa: amargo,
dulce, como cacao en polvo, en tabletas para taza, en baños
instantáneos para tortas y masitas y en tabletas de cobertura
negra o blanca.
El chocolate cobertura
posee un elevado contenido de manteca de cacao. La calidad de
las piezas elaboradas artesanalmente no depende del capricho de
los hados u otras azarosas contingencias sino del respeto de algunas
condiciones relacionadas con la calidad del chocolate, el tratamiento
que se le da y el ambiente donde se realiza el trabajo.
El buen chocolate cobertura
es duro al tacto y se quiebra con un sordo "crac" al
partirlo. Fundente y suave en la boca, la lengua no detecta ninguna
partícula que altere su homogeneidad. Brillo suavemente
satinado y delicioso aroma completan las características
que impiden confundirlo con los baños de fantasía
de chocolate, mal llamados "chocolate hidrogenado",
en los que la manteca de cacao se reemplaza por grasas hidrogenadas.
Es más barato y no hace falta templarlo para su uso.
Templar no es sinónimo
de entibiar. Templar: "Dar a un material la dureza o elasticidad
necesarias para determinado uso".
Si usted propone y nuestro
loco clima dispone debe procurarse un local refrigerado mediante
acondicionador porque con una temperatura ambiente que supere
los 20°C a 22°C el negrito y también su hermano
blanquito (manteca de cacao) se vuelven caprichosos y no adquieren
temple.
También vale la
pena recordar que si para usted fumar es un placer genial, sensual,
no puede disfrutarlo donde se funda, manipule, o almacenen piezas
de chocolate porque la manteca de cacao, grasa natural del chocolate,
fija algunos componentes del humo que perjudican su sabor. Entonces,
chau pucho!... mientras esté con el negrito.
Técnicas de templado
Medio kilo de chocolate
es una cantidad adecuada para las primeras pruebas.
Para fundirlo caliéntelo
a una temperatura aproximada de 45°C a 50°C, a baño
maría, removiendo permanentemente con cuchara de madera
para que los componentes del chocolate queden íntimamente
mezclados y la temperatura resulte pareja en toda la masa. De
no proceder así corre el riesgo de quemar el chocolate
por contacto con las paredes del recipiente. Una vez fundido se
procede a darle temple. Primero se enfría el chocolate
fundido mediante un baño maría inverso hasta que
se espese tanto que ya no pueda revolverlo.
El baño maría
inverso es similar al otro pero se hace eb agua fría con
hielo.
El siguiente paso consiste
en procurar que alcance la temperatura adecuada para trabajarlo,
por lo tanto se lo vuelve al baño maría, esta vez
caliente. Se cuenta hasta 10, se retira del baño y se mezcla,
repitiendo la maniobra hasta que el chocolate recupere la fluidez,
alcanzando una temperatura de 27 a 29°C en verano y de 29
a 31°C en invierno.
Comprobación:
moje la punta de un cuchillo en el chocolate y llévelo
a la heladera durante 5 minutos. Si al retirarlo el chocolate
aparece seco, de color parejo y brillo suavemente satinado, alcanzó
la temperatura correcta de temple. Si aparece seco pero opaco
y con vetas más claras, hay que calentarlo ligeramente
porque aún no ha alcanzado la temperatura de temple. Si
por el contrario resulta blanduzco, medio pringoso y muy brillante,
se pasó de temple. Enfríelo un poco.
Bueno, como ves, hasta
el temple requiere una técnica. Así que para la
elaboración deben existir más de una técnica.
Sé que existen diferentes tipos de cacao, según
su país de origen, procedencia, y forma de fermentarlo
y tostarlo, hacen que varíe su sabor.
Las casas especializadas
en chocolate tienen formulas secretas para cada tipo de chocolate
elaborado, ya sea mezclando diversos tipos de cacao, integrándoles
otros ingredientes como especias o esencias, o en la cantidad
de manteca de cacao que los compone.
El chocolate blanco,
en realidad no es chocolate, sino manteca de cacao, un subproducto
del cacao.
Proceso alcalino
El cacao puede recibir
una serie de tratamientos, tales como ser sometido a vapor de
agua, o mezclado con disoluciones de malta, sólidos de
leche, ácidos débiles, etc.; también puede
ser oreado, calentado, desodorizado y sometido a luz ultravioleta.
De todos estos tratamientos, el más importante es el que
se conoce con el nombre de proceso holandés o más
descriptivamente, proceso alcalino.
Este proceso incluye
el tratamiento de las grasas de cacao, el licor del chocolate
o el cacao en polvo, con carbonato, bicarbonato o hidróxido
sódico, potásico o amónico, o cualquier combinación
de esos álcalis en pequeña cantidad ( del 1 al 3
% según los casos), disueltos en agua. En comparación
con el cacao natural elaborado con el mismo tipo de granos no
sometidos al proceso alcalino, el producto resultante de este
tratamiento es muchos más oscuro y menos ácido.
Y es más soluble en líquidos como agua o leche.
Fabricación del chocolate
dulce
Primero se mezclan el
azúcar, el licor de chocolate (producto del molido de las
semillas), la leche o los elementos necesarios para darle los
sabores especiales requeridos (almendras, nueces, canela, clavo
de olor, vainilla, esencias, etc.) y la manteca de cacao. Esta
parte, de consistencia grosera, se "refina", pasándola
por rodillos de acero que la convierten en una masa pulverulenta,
que contiene una textura más suave. Puede ser necesaria
la adición de pequeñas cantidades de manteca de
cacao. Luego de refinarse se lo somete a un proceso muy importante,
consiste en calentar, airear y batir la masa pastosa, con lo cual
se consigue que el chocolate adquiera una viscosidad menor y una
suavidad extrema, con un sabor más suave.
Las temperaturas a que
se trata el chocolate suelen estar comprendidas entre los 54-82°C.,
aunque, en el caso del chocolate con leche, nunca se pasa de los
60°C.
La operación puede
durar 12 horas para chocolates ordinarios; pero los de alta calidad
puede durar hasta 120 horas, y en casos especiales de chocolates
de lujo, llegan de 5 a 8 días, en procesos no continuos,
desde luego.
Una vez batido puede
modelarse en bloques de 5 Kg. con destino a otros fabricantes,
o en pequeñas barras para el consumo público.
La transición
del chocolate líquido al sólido es una de las más
importantes manipulaciones de todo el proceso, que se llama, normalmente,
temperado. En este proceso, hay que enfriar el chocolate líquido
a una temperatura por debajo del punto de fusión de la
manteca de cacao (al rededor de los 32°C), y mantenerla (27-29°C)
para conseguir una solidificación regular.
Esto se consigue mezclando
continuamente la masa y controlando el enfriamiento, para que
la manteca se vaya espesando y se solidifique, hasta cementar
los sólidos suspendidos, formando un bloque compacto de
una textura fina.
Acotación final
Con respecto a las cantidades
a mezclar de licor de chocolate (pulpa de semillas molidas) y
manteca de cacao, como de otros ingredientes a incorporar como
azúcar, o esencias, o semillas y frutas; te aconsejo hacerlo
en pequeñas porciones y todo pesado con precisión,
para poder evaluar resultados finales y ajustarse a la muestra
una vez decidido cual es la de tu elección o la que más
satisface como resultado final. Las mejores experiencias se logran
de pruebas de "acierto-error". Siempre anotando metódicamente
cada paso, temperatura utilizada, tiempos y peso de cada producto.
Porque puedes alcanzar un resultado final excelente por prueba
de "acierto-error" pero al tratar de repetirlo puede
resultar distinto.
Buena suerte en tu emprendimiento!!!!!
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