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Fisiología
Existe una sustancia que es la encargada de
desencadenar los procesos que inducen a lo que
llamamos AMOR, se trata de la Feniletilamina
que estimula a los neurotransmisores (serotonina),
o sea se convierte en una acción simpático
mimética. Todo comienza en el hipotálamo,
de allí se expande a la corteza cerebral
en donde se guardan experiencias pasadas (mapa
de experiencias amorosas); si se alcanza un
nivel muy alto de dopamina se provoca ese sentido
de vertigo, ese cosquilleo en todo el cuerpo,
ese no sé qué, ese extraño
bacio en el estomago que sentimos todos los
seres humanos en presencia del AMOR, ese sentirse
en una nuve y lejos del suelo.
En este proceso se encuentra comprometido un
órgano, el vomero-nasal, que se encuentra
ubicado debajo de las fosas nasales, en la nariz,
que usamos para respirar y oler; en este caso
este organo sirve par identificar a la pareja
adecuada ya que por via sanguínea envia
la información química registrada
al hipotalamo, captando feromonas, que son las
huellas químicas, particulares, pertenecientes
a cada individuo, casi imperceptibles para los
humanos, los animales lo mantienen más
desarrollado; con ello se proboca una selección
natural genética que será utilizada
para reforzar el sistema inmunológico
de la simiente.
El individuo humano necesita de otras estimulaciones
sensoriales en donde intervienen los factores:
visuales, tácticos, gustativos, sensitivos
y el tono de voz; es muy común escuchar
que para un hombre el primer estímulo
es el visual, mientras que para una mujer es
el oído, pero en su conjunto todos estos
factores serán los desencadenantes del
acercamiento definitivo. Que raro nos veríamos
oliéndonos los unos a los otros o lamiéndonos,
tal vez lo hemos hecho en tiempos remotos, la
sociedad de consumo ha alterado nuestros valores
primitivos y todo aquello que podría
verse natural a nuestra condición animal
está mal visto por nuestra condición
social y humana.
Otro parámetro que puede intervenir en
el acercamiento es la experiencia de algún
peligro presente, sensaciones de vértigo
o temor exacerbado que pueden conducir a la
atracción, a un síntoma de enamoramiento,
ya que como hemos visto al enamorarse el individuo
sufre una experiencia emocional intensa, tal
es así que en medio de una situación
extrema, de peligro, se confundan los mensajes
y los neurotransmisores al encontrarse en una
situación similar desencadenan el proceso
de enamoramiento por confundir o transformar
el miedo o terror en AMOR, respondiendo tal
vez al instinto de vida o conservación
de la especie (mandato genético). Sin
las gonadotropinas todo el sistema reproductivo
fracasa y por consiguiente la capacidad de las
formas superiores de vida para perpetuarse se
pierde; todo su origen se encuentra en el hipotalamo.
Una forma de seducir a nuestra posible pareja
es a través de la voz, la potencia o
dulzura impresa en ella, los sentimientos impresos,
el momento justo o los susurros al oído.
Otra es a través de la expresión
corporal, la postura que adoptamos, el andar,
la forma de sentarnos o dirigirnos hacia esa
persona; el cuerpo seduce, y es a traves del
baile cuando puede alcanzar su máxima
manifestación, en la sensualidad de los
movimientos, en la armonía de sus formas
o en el mejor de los casos el acercamiento al
ser amado.
Las zonas sensibles para la atracción
y estimulación del enamoramiento, secundariamente,
son los labios que generalmente establecen el
primer contacto de la pareja; las primarias
son los genitales, en la mujer el clítoris,
en donde se alcanza la mayor experiencia de
excitación y placer. Es común
también escuchar de los amantes eso de
caricias interminables que los dejan
en el mayor éxtasis, y es porque a través
del tacto, la caricia, se desarrollan las hormonas
de las caricias: citosina, hormona
de la adenohipófisis que actúa
sobre el sistema inmuno depresor provocando
placer y bienestar.
Por todo lo expuesto podemos observar que el
proceso llamado AMOR está muy comprometido
con nuestra parte animal o física y que
además se puede convertir en un remedio
infalible a las depresiones o inmunodeficiencias
actuando como una fuerte droga dentro de nuestro
organismo.
Hoy sabemos que muchos alimentos que ingerimos
poseen en sus estructuras químicas una
molécula muy similar a las feromonas,
capaces de desencadenar todo el proceso de enamoramiento.
Psicología
Según lo expuesto por Freud, padre del
psicoanálisis, desde que nacemos estamos
en doble contacto con los sentidos de supervivencia
y afectivos; el niño al recibir el pecho
de su madre no solo recibe el alimento necesario
para la vida, sino que también aquel
calor y afecto que la madre imprime cada vez
que lo amamanta; es a traves de la boca que
percibimos nuestro primer contacto con el amor
materno y al mismo tiempo el alimento, de aquí
surge el que se continua a la largo de la vida
asociando al alimento con el afecto, o que en
muchos casos el individuo se sienta estimulado
por ellos. Las caricias juegan un enorme papel
desde nuestro nacimiento, se ha comprobado que
no se desarrollan de forma equitativa un niño
debidamente estimulado que el que no recibe
afectos.
Claro está que un individuo no llega
a los cien años amamantando del pecho
de su madre, aunque aya casos que aparentan
así hacerlo, se provoca una ruptura y
traslación de valores afectivos, como
así también una traslación
del objeto de deseo. Sería muy largo
entrar en las diferentes parámetros psicológicos
de traslación, para lo cual recomiendo
a quien le interese hacerlo con más profundidad
recurrir a los libros de psicología.
La provocación de esa ruptura y traslación
motiva que muchos alimentos por su forma visual
puedan llegar a estimular la libido de un individuo,
como la forma de un higo partido recordando
una vulva, al igual que una ostra; un esparrago
y otras hortalizas un pene, y así sucesivamente.
El estimulo visual asociado a la memoria afectiva
es un alto componente del erotismo humano y
no debemos descartarlo.
Conclusiones:
Como conclusión podemos afirmar que tanto
nuestro cuerpo como nuestra psiquis son receptivas
a los estímulos provocados por los afrodisíacos,
el hecho de lo que podemos llamar postergación
o anulación de dichos estímulos
dependen de nuestra formación cultural
en donde incluyo reglas sociales, morales y
religiosas que pueden jugar en contra en el
momento decisivo; además el ser humano
es tan complicado psicológicamente que
no podemos establecer reglas certeras sobre
un comportamiento general, ya que lo que para
un individuo puede resultar placentero para
el otro puede ser algo indeseable y rechazado.
En muchos casos los posibles afrodisíacos
tienen mucho más que ver con el momento
y situación adecuadas de la pareja, y
he aquí recordar algo que escuché
en una ocasión en un programa de TV:
Un hombre ingresa a la cocina de su casa, donde
está su mujer, lo hace al llegar del
trabajo.
Él- Hola mi amor, ¿qué
estás haciendo...?
Ella- ¡¿ No vez que estoy pelando
papas, que pensas que estoy haciendo?!
Que diferente hubiese sido todo si la situación
se hubiese desarrollado así:
Él- Hola mi amor, ¿qué
estás haciendo...?
Ella- Estoy empezando a hacerte el amor....
Y bueno, son formas
de ver las cosas, delante de mí tengo
una pared, puedo quedarme solamente con ello,
pero si la deconstruyo en mi mente, si la entiendo,
si trato de captar su esencia y su forma, esa
pared será bella porque habré
ingresado en el oculto mensaje que guarda en
su interior, en las manos que la construyeron,
en el trabajo y el esfuerzo de quien la hizo,
en cada material y partícula que componen...
¿Nos metemos en la cocina para empezar
a hacer el amor...?, ¿Qué esperas?.
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