La mayoría de estos países
tenía ancla cambiaria o tipo de cambio fijo, con ello ataban su política monetaria a los
vaivenes del mercado mundial de divisas.
La creciente alza del tipo de cambio desde 1995, por un mayor valor del dólar, retrasó
la velocidad del crecimiento de las economías asiáticas, las que redujeron sus
exportaciones más no así sus importaciones, que seguían en expansión debido al
fuerte nivel de crédito interno que alentaba el consumo y no fomentaba las
exportaciones puesto que se concentraba en bienes no transables.
De modo que el colapso vino con la escalada del tipo de cambio, que en la mayoría
de países se duplicó en más del 200%, (El peor caso fue el de Indonesia: subió el tipo
de cambio en más de 5 veces) afectando los sistema financieros y las reservas de la
banca central de estos países, de modo que este efecto cambiario se trasladó a los
precios y con ello produjo una desaceleración económica.
La economía asiática que representaba el 15% del comercio mundial en 1997, con su
caída arrastró a sus socios comerciales en todo el mundo, en Latinoamérica para
1997se tenían los siguientes socios exportadores principales al ASIA: Brasil con 7%,
Perú con 9% y Chile con 14%.
Estos países se vieron directamente afectados, veamos los cuadros 7.1, 7.2 y 7.3
mostrados en la sección anterior, en donde se ve claramente la caída de la actividad
de estos países en la región, cae el PBI y se elevan sus déficits en cuenta corriente.
Veamos el gráfico 7.2, que muestra el comportamiento del precio mundial de las
principales exportaciones de países como Chile, Perú.
Los resultados en los mercados de valores asiáticos fueron desastrosos, la mayoría
de capitales de corto plazo salieron del país, se elevaron los índices del riesgo país,
de modo que la fuga de capitales desplomó la bolsa de valores en el ASIA.
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