George Crum fue un cocinero que tenía mal genio y el chef de un restaurante en Saratoga Springs, Nueva York, quien invento el bocadillo más popular de Norte América debido a su enojó un día en 1853.

Un importante cliente que había ordenado papas fritas pero quejándose de que estaban crudas por dentro las regresó a la cocina solicitando al cocinero que las rebanara más delgadas y las friera nuevamente.

George Crum (como todo artista) pensaba que las papas estaban bien fritas de la manera que él las había preparado, así que molesto por la intromisión del cliente n su cocina, y su crítica rebanó las papas muy delgadas y las frió hasta que quedaron crujientes, para que le sirviera de lección al cliente.

Al cliente le encantaron las nuevas papas fritas, pidió más y al ver su entusiasmo otros cliente del restaurante quisieron probarlas y también les gustaron, así los clientes seguían pidiéndolas cuando iban a su restaurante.

Por muchos años los comensales llamaron a estas “papas chip” papas de Saratoga, por el nombre del pueblo donde primero fueron hechas.

Hoy día luego de más de 140 años, estas papas fritas son muy populares en los Estados Unidos y en todo el mundo donde se han comercializado he industrializado, preparándose en serie y vendiéndolas en su forma original sencillas u onduladas o con sabores incluidos, como de crema agria y de cebolla, de queso o de sabor de barbacoa.

Las papas o patatas contienen inhibidores de proteasa, que son anticancerígenos, al incluirlo en la dieta cocida o asada, con su piel, ayuda a prevenir la hipertensión y los accidentes cardiovasculares. El zumo de patata cruda, en pequeñas cantidades, es bueno para reumáticos, artríticos y ulcerosos por su poder alcalinizante.