Esta singular salsa de tomate transformó con su sabor la cocina española y a pesar de que llego a Italia en el siglo XVI, no se uso como ingrediente de la cocina hasta el XVIII, los recetarios italianos hacen mención de salsa de tomate en 1766. Llego de manos de los revolucionarios marselleses que llegaron a París y llevaban este fruto en sus zurrones, dirigidos por el joven Charles Barbaroux dejaron dos cosas duraderas: la Marsellesa como himno y los tomates para la gastronomía.
En Italia hacen la salsa de tomates una vez a la semana, en cantidad suficiente y la envasan para utilizarla como base para sus platos o para comerla con todo tipo de pastas.
Para utilizarla como base, póngala en una sartén y llévela a ebullición cuando burbujee agregue el ingrediente que desee, por ejemplo setas picadas finamente para una salsa de hongos, o tocineta picadita y frita crujiente para darle un sabor diferente.
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