Comunicación asertiva y autoestima
Los elementos que conforman la autoestima (parte II)
 
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¿Cómo se forma la autoestima?


El sentimiento de valor propio lo aprendemos desde la infancia.
Desde niños pequeños interactuamos con otras personas nos sentimos apoyados de menor a mayor grado, recibimos palabras de aliento o desaliento, directa o indirectamente de nuestros padres o de las figuras de autoridad en general, entre ellos de nuestros educadores.  De estas experiencias y comunicaciones con otras personas comenzamos a formarnos una idea de nosotros mismos, adquirimos una especie de balanza en la que  comparamos nuestro propio valer contra el que nos ha dado el mundo adulto.

A través de estas primeras comunicaciones recibimos ideas de lo que otros sienten hacia nosotros, diversas opiniones sobre qué tan capaces somos para hacer o no las cosas, que tan agradables o desagradables somos, que tanta confianza nos tienen, que tan independientes o dependientes quieren que seamos, al transcurrir el tiempo vamos asimilando el concepto que los otros nos transmiten y le vamos asignando una calificación a este concepto.  Esta calificación es la autoestima. Esta representa qué tanto nos queremos a nosotros mismos.

La autoestima es una necesidad muy importante para el ser humano.  Es básica y efectúa una contribución esencial al proceso de la vida,  es indispensable para el desarrollo normal y sano, tiene valor de supervivencia.

El no tener una autoestima positiva impide nuestro crecimiento psicológico cuando se posee, actúa como un sistema inmunológico de la conciencia, dándoles resistencia, fortaleza y capacidad de regeneración.  Cuando es baja, disminuye nuestra resistencia frente a las adversidades de la vida. Nos derrumbamos antes las vicisitudes que un sentido mas positivo del uno mismo podría vencer.  Tendemos a estar más influidos por el deseo de evitar el dolor que de experimentar la alegría. Lo negativo ejerce más poder sobre nosotros que lo positivo.
Como vemos, las figuras de autoridad tienen sobre nosotros una gran influencia, afectan nuestro auto concepto y nuestra auto imagen, también nuestra auto aceptación y auto respeto, fundamentales para la construcción de una sana autoestima.  Esta influencia que el medio tiene sobre nosotros, sobre la visión que de nosotros vamos construyendo , y esta se va dando a lo largo de nuestra vida, aún antes del nacimiento.
Una mujer embarazada piensa y siente con respecto al niño o niña que se encuentra en formación, en respuesta su organismo produce una seria de químicos que se esparcen por todo su cuerpo y que el bebé recibe y graba en su naciente sistema nervioso, sin tener la suficiente conciencia como para comprender o rechazar lo que recibe a través de un lenguaje químico  intraorgánico.

El hecho de que alguno de los progenitores, asuma como un problema la llegada del bebé, es captado por éste emocionalmente y su efecto formará parte del archivo inconciente del pequeño y tendrá repercusiones más adelante, cuando reaccione de diferentes formas y no logre comprender las causas generadoras de sus conflictos.  Igualmente cuando ya se han producido el alumbramiento todo estímulo externo influirá en el recién nacido y le irá creando una impresión emocional que influirá en sus comportamientos futuros .  los padres y otras figuras de autoridad serán piezas clave para el desarrollo de la autoestima del niño y la niña, quien dependiendo de los mensajes recibidos, reflejará como espejo lo que piensan de él o ella y se asumirá como un ser apto y sano, atractivo, inteligente, valioso, capaz, digno, respetado, amado y apoyado, o , por el contrario como alguien enfermo, feo, ignorante, desvalorizado, incapaz, indigno, irrespetado, odiado y abandonado, la forma como nos tratan define la forma como nos trataremos porque esa es la que consideraremos como la más normal. 
Así que la base de la formación de nuestra autoestima son las creencias, aquellas ideas o pensamientos que sobre nosotros, otras personas nos han transmitido, en especial figuras de autoridad, como son, nuestros padres, maestros, cuidadores, etc.

Hemos interiorizado esas opiniones que tienen sobre nosotros y hemos llegado a creerlas, y hacerlas parte de nuestro pensamiento y de nuestras convicciones, eso es lo que vamos a desterrar, y a reconocer la maravillosa persona que realmente somos.

 
 
 
 


   
 
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