Una persona con una buena autoestima suele mantener unas buenas relaciones con los demás y le
resulta agradable convivir con las personas que le rodean, léase familiares, amigos o compañeros de trabajo.
Por el contrario, una persona con baja autoestima encuentra como un tormento relacionarse, llegando a perder de sus derechos por no atreverse a confrontar algunas situaciones, porque no encuentra en sí mismo la suficiente confianza y seguridad de que cree en lo que dice y hace.
La forma en que percibimos la realidad y las situaciones cotidianas es el principal determinante de nuestras conductas y nuestras emociones.
Así ante una misma situación, cada persona puede reaccionar de diferente forma ya que la realidad puede interpretarse de distintas formas.
Ejemplo: Imaginemos el ejemplo anterior, Juan, cuando entra en un establecimiento imagina que todos le miran por estár muy delgado. Cómo lo perciba dependerá de lo que él piense y cómo lo interprete. Puede interpretar que le miran raro o puede interpretar que le miran con agrado, puede interpretar que le sonríen porque están contentos o porque se rien de su entrada.
Si esta persona tiene una baja autoestima influirá en la percepción sobre sí misma y en su modo de pensar. Todo esto está determinado por sus creencias y actitudes.
Una vez explicada la importancia de tener una fuerte autoestima se puede pasar a hablar de ejemplos concretos de los diferentes grupos en los que están incluidas las habilidades sociales, no citaré textualmente todos los grupos pero sí incidiré en algunas habilidades concretas.
Por ejemplo:
- iniciar una conversación
- mantener una conversación
- formular una pregunta
- dar las gracias
- presentarse
- presentar a otra persona
- hacer un cumplido
- escuchar al interlocutor
EJERCICIO PROPUESTO
Mirando la lista anterior, autoevalúese en cada una de estas habilidades. Seguramente habrá algunas en las que tendrá menos dificultad a la hora de realizar, otras pueden parecerle más difíciles. Apúntelas para entrenarlas posteriormente.
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