Para poder modificar un pensamiento del modo que hemos visto en el capítulo anterior, es necesario
sustituirlo por otro más positivo, para nosotros y para nuestra autoestima. Definiré varios tipos de pensamiento que es conveniente tener en cuenta para su modificación:
Pensamientos no realistas:
Son aquellos que no podemos saber con certeza pero los imaginamos, hacen que nos compliquemos la vida en realidad sin ningún argumento porque “los suponemos”. A veces nos suceden circunstancias en la vida con otras personas que nos preocupan posteriormente al no quedarnos satisfechos con nuestro comportamiento o con la reacción que hemos observado en el otro.
Entonces empezamos a pensar: “seguro que se lo ha tomado a mal” “ ha debido pensar que soy idiota” “ahora se estará riendo de mi”…
En realidad es darle vueltas a un pensamiento del cual no tenemos una fiabilidad porque no estamos dentro del pensamiento de la otra persona, ¿ cómo sabemos que piensa eso? Eso es lo que NOSOTROS creemos que está pensando. Y a veces se crea una bola que se va haciendo cada vez mayor causándonos un malestar que en realidad no conduce a nada. Si nos hemos quedado con una duda de cuál ha sido realmente la reacción o pensamiento de la otra persona es mucho mejor preguntarle a ella directamente, “oye, ¿ y que piensas de todo esto?” “¿ Te ha molestado lo que te he dicho?”, nos sorprendería la cantidad de veces que nos hemos preocupado en exceso con una impresión que no era así y hemos pasado malos ratos sin ningúna razón. ¡ NO SOMOS ADIVINOS !
Pensamientos del tipo “ es que todo me sale mal”
¿ TODO? ¿ REALMENTE ME SALE TODO MAL?. Es cierto que a veces tenemos rachas en las cuales nos persiguen acontecimientos negativos muy consecutivos, pensamos que tenemos muy mala suerte y que somos muy desgraciados, cuando estos acontecimientos minan nuestra fuerza interior y nos rendimos solemos decir que TODO está saliendo mal, pero también tenemos un pensamiento alternativo para este tipo de casos. A veces “en caliente” llegamos a conclusiones erróneas, parémonos a pensar en nuestra situación, de acuerdo, hay una serie de cosas que no han salido a nuestra manera y que nos han provocado cierto malestar, pero SEGURO que hay otras tantas que nos salen bien, de las cuales nos sentimos orgullosos, que hemos ganado con nuestro esfuerzo y tienen un reconocimiento tanto nuestro como de las personas de nuestro entorno. Hemos llegado hasta aquí, no? Pues eso dice mucho de nosotros. Dicen que después de la tempestad viene la calma, llegarán tiempos mejores.
Pensamientos del tipo “no valgo para nada”
Podría decirse en muchos casos que este tipo de pensamientos nos han enseñado a tenerlos. Con la autoestima no nace nadie, eso es algo que se adquiere con el tiempo, no es algo innato o heredado, y de ello dependen mucho el tipo de circunstancias que hayamos vivido en la vida y las personas que nos han rodeado en esos momentos. Y cuántas veces habremos escuchado: “ si es que no vales para nada !” “no se para qué te pones si no vas a saber hacerlo” esas frases se graban en nuestra memoria y de vez en cuando como si de un archivo se tratase, afloran en situaciones similares haciéndonos pensar que no valemos o no sabemos. Si nos rendimos y automáticamente desistimos en el intento de aquello que tenemos delante no sabremos nunca nuestra verdadera capacidad,
HAY QUE INTENTARLO, y si no sale, lo volveremos a intentar las veces que sean necesarias. Nadie nace sabiéndolo todo, aprendemos a fuerza de repetir las cosas y eso nos da una experiencia muy válida. Por supuesto hay que tener siempre en cuenta nuestras capacidades, y que las metas que nos propongamos sean factibles y realistas. Si es así :
¡ ADELANTE!
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