En el capítulo anterior vimos una técnica de autohipnosis en la que no hacía falta la presencia de un hipnotizador. Este tipo de técnicas son muy difíciles de dominar porque requieren mucha práctica. Por eso, en este capítulo me gustaría mostraros una técnica de hipnosis, en la que se necesita un hipnotizador, desarrollada por el Dr. Guyonnaud en la que se le dice al sujeto que siempre que piense en una cierta palabra, entre en autohipnosis automáticamente. Vamos a verla:
1) El hipnotizador dice lo siguiente:
“Te garantizo que lograrás autohipnotizarte, y para ello me comprometo a guiarte en un entrenamiento que te satisfará plenamente. Pero es indispensable que te atengas a mis consignas.”
“Para empezar, debo señalar que no se te exige ningún esfuerzo especial para familiarizarte con la técnica que te voy a enseñar. Lo único necesario es que consigas concentrarte, aunque sólo sea durante una fracción de segundo. Una vez logrado esto, yo intervendré para ayudarte a alcanzar un estado particular, que te beneficiará extraordinariamente.”
“Quiero que sepas también que, para que llegues más fácilmente a la autohipnosis, recurriré, si fuera necesario, a algunos medios que ya han sido debidamente probados y que son absolutamente inofensivos...”
“Solo me resta agregar lo siguiente: durante la sesión, en un momento dado, experimentarás un placer real en el acto de tragar. Con esto quedará probado el éxito de la experiencia, y podrás concluir que te encuentras en un profundo estado de autohipnosis...”
2) Se invita al sujeto a adoptar una postura confortable, cómodamente sentado en un sillón o tumbado en una cama, y aflojar todos sus músculos.
3) Después de constatar que el sujeto se encuentra suficientemente relajado, el hipnotizador retoma la palabra:
“Cierra los ojos... Centra tu atención en tu saliva... Pronto tendrás ganas de tragar... En el momento en que lo hagas, estarás en estado de autohipnosis... Sigue centrando tu atención en la saliva... Dentro de poco, nada te impedirá tragarla... Tienes ganas, muchas ganas de tragarla... Voy a contar hasta quince... Cuando yo diga <quince> tendrás tantas ganas de tragar que lo vas a hacer enseguida, de una manera automática... Puede ser también que tengas ganas de tragar antes de que llegue a <quince>. De cualquier forma, eso significará que estás en estado de autohipnosis... Pronto sentirás cómo produces saliva y cómo la tragas... Esto indicará que estás a punto de alcanzar el objetivo... En cuanto tragues, quedará demostrado que has alcanzado la autohipnosis, el principio de tu nueva orientación... En cuanto comiences a salivar, a tragar, todo va a cambiar para ti... será imposible que te pongas nervioso... desaparecerá cualquier señal de fatiga, de estrés... Te encontrarás en estado de autohipnosis... Y cuanto más salives y más tragues, más profundo y agradable será tu estado de autohipnosis.”
4) Lentamente, el hipnotizador cuenta hasta quince, y, entre cada número, repite la sugestión: “Tienes cada vez más ganas de tragar... Te acercas cada vez más a la autohipnosis...”.
5) Cuando haya terminado de contar, el hipnotizador felicita al paciente si éste ha tragado, y si no, aparenta ignorar que no lo ha hecho.
6) Haya o no tragado el sujeto, el hipnotizador continúa sugestionando:
“Imagínate que tu cuerpo es blando como si fuera de goma... Quiero que pienses en la siguiente frase: <Mi cuerpo es blando como la goma>... Con los ojos cerrados, centra toda tu atención sobre la imagen mental de un muñeco de goma, muy blando... y piensa en: <Soy como ese muñeco de goma, muy blando...>. Entonces te sentirás blando... Si esto sucede, es porque tu autohipnosis aumenta... Cada ejercicio hace mas profunda tu autohipnosis.”
“Te hayas en estado de autohipnosis, te encuentras en una situación agradable, muy agradable...”
“Te espera una grata sorpresa... Dentro de unos instantes posaré mi mano sobre tu frente y eso hará que entres en un estado de autohipnosis todavía más profundo... Te sientes bien... muy bien...”
7) El hipnotizador apoya la mano sobre la frente del sujeto y afirma:
“A partir de ahora, tu estado de autohipnosis es mayor... Puedes sentirlo... relájate...”
8) El hipnotizador pasa a la sugestión de la levitación del brazo:
“Dentro de poco vas a sentir tu brazo derecho muy liviano, cada vez más liviano... Mientras yo te hablo, tu brazo seguirá aligerándose... A medida que el tiempo vaya pasando, sentirás tu brazo más y más liviano... Tan ligero como una pluma... Imagina que tienes globos atados a tu muñeca...”
9) Suavemente, el hipnotizador toca la muñeca derecha del sujeto y continúa:
“Si, globos azules, globos rosados, globos rojos, globos amarillos y globos verdes atados a tu muñeca... Una multitud de hermosos globos... y que dentro de muy poco, se echarán a volar... Dentro de poco, los globos atados a tu muñeca levantarán tu brazo derecho... Tirados por los globos, tu mano derecha y después el brazo derecho van a empezar a ascender, lentamente... Tu brazo será liviano como los globos, ligero como el aire que tienen dentro... Ya está, los globos se elevan... Azules, rojos, verdes, amarillos, los globos arrastran tu brazo derecho hacia arriba... Tu brazo sube... Los globos suben, suben... siguen subiendo... suben más todavía... Los globos se elevan... alto... siempre más alto... tu brazo derecho es liviano... liviano... liviano... Tu brazo es ligero como un globo,... como el aire... Se eleva con los globos... sube... sube... ahora notas la extraordinaria liviandad de tu brazo... Los globos vuelan... vuelan... Arrastran tu brazo... te arrastran a ti... Hasta tienes la impresión de flotar... Te sientes liberado... liviano... feliz...”
10) Si es necesario, el hipnotizador repite la sugestión sobre los globos que arrastran el brazo hacia arriba e incluso puede coger el brazo del sujeto y elevarlo él mismo. Entonces continúa:
“Ahora tu brazo derecho se va a doblar... Muy suavemente, tu brazo se va a doblar... Tu brazo va a descender... descender, hasta que pueda tocar la frente con la mano... Y, cuando la mano toque la frente, te adentrarás en un estado de autohipnosis cien veces más profundo que el actual... Tu brazo baja... baja... Tu mano se aproxima a tu frente... Tu mano se aproxima a tu frente cada vez más... Dentro de un instante tu mano tocará tu frente...”
11) Seguir dando sugestiones del mismo tipo hasta que eso suceda, entonces, hay que apresurarse a felicitar al sujeto por la ejecución correcta de la sugestión, antes de proseguir:
“... Ahora que la mano derecha descansa sobre tu frente, tu estado de autohipnosis es cien veces más profundo que hace unos instantes... Pero puedes sumergirte aún más... Ahora voy a coger tu brazo, muy suavemente, y lo voy a posar sobre el sillón... Y cuando tu brazo se encuentre sobre el sillón, tu estado de autohipnosis será todavía más profundo...”
12) Delicadamente, el hipnotizador coge el brazo derecho del sujeto y lo apoya sobre el sillón mientras explica:
“Apoyando tu brazo sobre el sillón consigo hacer más profundo tu estado de autohipnosis... lo que te permite sentirte todavía más relajado, aún más dispuesto a relajarte todavía más... Además, mientras tu brazo esté extendido junto a tu cuerpo, disfrutas de un estado hipnótico suficientemente profundo como para que podamos apelar a tu subconsciente con éxito... Si, a partir de ahora, bastará con que repitas mentalmente cinco veces seguidas la frase: <El brazo derecho es tan liviano como el aire>, para que recuperes de inmediato el estado de autohipnosis... El brazo derecho es tan liviano como el aire... El brazo derecho es tan liviano como el aire... ¡Vamos! Aprende a alcanzar el estado de autohipnosis... Repite cinco veces, mentalmente: <El brazo derecho es tan liviano como el aire...>.”
13) Después de haber dado tiempo al sujeto para cumplir la instrucción, se continúa:
“Tu brazo derecho es tan liviano como el aire y tu estás en estado de autohipnosis, liberado de las tensiones que te paralizan... Cuanto más ligero notas tu brazo, más relajado te sientes... Y, ahora, puedes constatar la relación directa que se ha establecido entre tú y tu subconsciente... Es sencillo: basta con que repitas <el brazo derecho es tan liviano como el aire>, e inmediatamente tu subconsciente te hará sentir tu brazo tan liviano como el aire... Puedes constatar que funciona... y ya estás en condiciones de alcanzar el estado de autohipnosis sin la menor dificultad... Ya puedes conseguir lo que querías... Ahora, yo mismo voy a alertar tu subconsciente para que pueda servirte de ayuda en cualquier circunstancia... Al pronunciar tu nombre y apellido (hacerlo, el hipnotizador pronuncia el nombre y apellido del sujeto) me dirijo a tu subconsciente y consigo que esté en disposición de ayudarte en cualquier momento, permitiendo así que te relajes, que te transformes en un individuo nuevo, sano, equilibrado, confiado, valiente, resuelto. (En este punto, estas palabras dependerán de las exigencias del sujeto)... Te lo aseguro, gracias a tu iniciación en la práctica de la autohipnosis, lograras desencadenar un reflejo condicionado de relajación automático en cualquier circunstancia, aun en las situaciones más estresantes... Cuando digas cinco veces mentalmente la frase <El brazo derecho es tan liviano como el aire> te encontrarás, sin falta, en un estado de autohipnosis.”
14) Se aconseja un descanso de uno o dos minutos antes de abordar la sugestión del descenso de una escalera (o subida, si el sujeto lo prefiere). Se dirá:
“Imagina que estás en lo alto de una escalera de cincuenta peldaños... Debes bajar esa escalera y, a cada peldaño, tu autohipnosis se hará aún más profunda... Vamos, comienza a descender... Desciendes el primer peldaño, te encuentras entonces en tu nivel número uno, y piensas: <Desciendo el primer peldaño, me encuentro en mi nivel número uno y, gracias a eso, profundizo en mi autohipnosis>. Ahora, el segundo peldaño, siempre diciéndote mentalmente: <Desciendo el segundo peldaño, profundizo aún más en mi autohipnosis...>.”
El hipnotizador prosigue asistiendo de esa manera al sujeto hasta que alcanza la parte baja de la escalera, nivel en que la sugestión alcanza la autohipnosis y la relajación más profundas.
15) Una vez terminada la fase de descenso de la escalera, ha llegado el momento de programar una de las etapas más importantes de los numerosos procedimientos hipnóticos: la sugestión post-hipnótica. Se dice lo siguiente:
“Ahora que has alcanzado la relajación total, ahora que te encuentras en el estado de autohipnosis más profundo posible, puedo proporcionarte la palabra clave... Esta palabra clave te permitirá entrar en autohipnosis o bien, si ya estás en ese estado, hacerlo más profundo... Te bastará repetir mentalmente tres veces seguidas la palabra clave que te voy a revelar para adentrarte de inmediato en el estado de autohipnosis; si ya estás en él, gracias a esa palabra alcanzarás un estado aún más profundo... Tu palabra clave, o si prefieres, tu código es <Fakir>. Para hacer más profunda tu autohipnosis digo <Fakir>... <Fakir>... <Fakir>...”
16) Después de haber guardado algunos instantes de silencio, el hipnotizador procede a despertar al sujeto:
“Y ahora hay que volver... Digo <uno> y la autohipnosis desaparece... Digo <dos> y dentro de poco despertarás... Digo <tres> y ya está despierto y totalmente recuperado.”
(Si el sujeto no despierta, insistir en que está despierto y puede abrir los ojos.
Puedes elegir la palabra clave que tú quieras.)
Como has podido observar, este método se basa en aplicar una técnica de hipnosis y después darle tal sujeto una sugestión posthipnótica para que entre en el mismo estado por su propia cuenta. (Este estado no será igual de profundo, el sujeto permanecerá consciente, pero se encontrará igual de relajado como si estuviera en uno muy profundo. Dentro de este estado, todas las sugestiones que el sujeto se de para él mismo, su subconsciente las hará efectivas rápidamente.)
Este método resulta útil para enseñar al sujeto a relajarse, aumentar la concentración en los estudios, etc.
|