Como en el capítulo anterior hable de una técnica de autohipnosis con ayuda del hipnotizador, ahora os mostraré una técnica que podéis hacer vosotros solos. Las técnicas de autohipnosis que no requieren ayuda de un hipnotizador requieren mucha práctica para conseguir un dominio de ellas, y por tanto, conseguir resultados.
Es una técnica elaborada por el Dr. Guyonnaud, y se parece mucho a la expuesta en capítulos anteriores. Este método acoge varias disciplinas: es a la vez un sistema de equilibrio de la energía, un deporte médico, una combinación original de ejercicios corporales y psicológicos, un procedimiento de relajamiento muscular asociado al aprovechamiento de la imaginación, una psicoterapia a partir de las artes marciales (en particular del kárate), una filosofía, una escuela de autodominio, un medio de fortalecimiento de la personalidad y del sentido de la responsabilidad, un factor de desarrollo de la facultad del individuo para “integrarse en el seno del Universo”, un acercamiento de las psicologías de Oriente y de Occidente... pero también un conjunto de recetas de autodefensa, una técnica de respiración y de automasaje de los puntos psíquicos de la acupuntura como medio para eliminar las crispaciones por vía muscular, mecánica.
En resumen, sirve de relajación y para autosugestionarte de algo, como por ejemplo:
Ya no te pondrás nervioso en fechas de exámenes.
Pondrás más atención en clase.
Tu cerebro absorbe más fácil y mejor todo lo que quieres aprender.
Desarrollo:
1) Túmbate boca arriba y repite, tantas veces como sea necesario, “estoy acostado tranquilamente”, hasta que sea una sensación real.
2) Di o repite, si es necesario: “Aflojo todos los músculos de mi cuerpo” y, sin prestar atención a otros pensamientos, abandónate a una relajación muscular generalizada.
3) Di dos veces: “Aflojo los músculos de las manos”... y hazlo.
4) Di dos veces: “Aflojo los músculos de los antebrazos”... y hazlo.
5) Di dos veces: “Aflojo los músculos de los brazos”... y hazlo.
6) Di dos veces: “Aflojo los músculos de los hombros”... y hazlo.
7) Di dos veces: “Aflojo los músculos de los pies”... y hazlo.
8) Di dos veces: “Aflojo los músculos de las pantorrillas”... y hazlo.
9) Di dos veces “Aflojo los músculos de los muslos”... y hazlo.
10) Repite cuatro o cinco veces: “Me pesan los brazos”... e imagínate que tus brazos se transforman en sacos que se van llenando de plomo.
11) Repite cuatro o cinco veces: “Me pesan las piernas”... e imagínate que también tus piernas se transforman en sacos que se van llenando de plomo.
12) Di dos veces: “Aflojo los músculos de la frente”... y hazlo.
13) Di dos veces: “Aflojo los músculos del occipucio”... y hazlo.
14) Di dos veces: “Aflojo los músculos de la boca”... y hazlo.
15) Di dos veces: “Aflojo los músculos de la nariz”... y hazlo.
16) Di dos veces: “Aflojo los músculos de los ojos”... y hazlo.
17) Di dos veces: “Aflojo los músculos de las orejas”... y hazlo.
18) Di dos veces: “Aflojo los músculos del cuello”... y hazlo.
19) Di dos veces: “Aflojo los músculos del pecho”... y hazlo.
20) Di dos veces: “Aflojo los músculos del abdomen”... y hazlo.
21) Di dos veces: “Aflojo los músculos de la nuca”... y hazlo.
22) Di dos veces: “Aflojo los músculos de la espalda”... y hazlo.
23) Di dos veces: “Aflojo los músculos de la pelvis”... y hazlo.
24) Repite tres veces: “Aflojo los músculos de todo mi cuerpo”... y hazlo.
25) Profundiza en la sensación de relajación, imaginándote en el campo (o a orillas del mar, o en la montaña, según tus preferencias), descansando o paseando, dedicándote a juegos al aire libre, etc.
Nota:
Estas veinticinco frases se deben asimilar progresivamente, en cinco etapas:
- la primera comprende los ejercicios 1 y 22;
- la segunda llega hasta el ejercicio noveno, incluido;
- la tercera etapa vuelve sobre los nueve ejercicios anteriores y añade el décimo;
- la cuarta suma a los anteriores el ejercicio undécimo;
- la quinta etapa abarca la totalidad de los 25 ejercicios.
La total familiarización de la técnica exige un dominio absoluto de los ejercicios que componen una etapa antes de pasar a la siguiente.
Una vez asimilados los veinticinco ejercicios, es necesario practicarlos todos, de manera regular, preferiblemente a diario; si ya se domina la técnica, lo normal es emplear unos cinco minutos en todos ellos.
Es aconsejable terminar repitiendo tres o cuatro veces: “Gracias a esta sesión, mi cuerpo y mi espíritu se han fortalecido”... (O cualquier otra sugestión que se desee) y convencerse profundamente de ello.
Sólo al principio resulta indispensable estar acostado. En cuanto consigas realizar todos los ejercicios sin la menor dificultad, te acostumbrarás, gradualmente, a practicarlos de forma mecánica, tanto sentado como de pie.
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