Otro
de los errores que frecuentemente se cometen,
que en muchos casos resulta imposible de corregir,
es el de incentivar inconscientemente la agresividad
del perro.
Voy a relatar que una anécdota ocurrida
durante los años en que me dedicaba al
adiestramiento particular domiciliario.
En cierta oportunidad me telefonea un futuro
cliente, el cual estaba preocupado por un problema
de agresividad en su perro pastor alemán
de un año y medio de edad. Concurrí
a su domicilio como habíamos quedado
y le indiqué, sin entrar a la casa, que
sacara a pasear al perro por la calle con su
correa habitual,
Mientras que esta persona caminaba con su mascota
yo lo hacía unos 20 m más atrás
a los efectos de observar la postura y los gestos
caninos, pero además las actitudes del
amo,.
El perro parecía querer asesinar a toda
la población. Hombre, mujer o niño
que estuviera al alcance de su visión
era el blanco de sus furias. Su dueño
llevaba la correa sujeta con las dos manos y
arrollada a una de estas.
En un determinado momento la persona gira hacia
mí y con un gesto sonriente y feliz me
dice " es malo de verdad eh? ".
Inmediatamente le dije que ya era suficiente,
que podía llevar el perro a su casa y
dejarlo en su patio, y que luego hablaríamos.
Cuando esta persona regresó luego de
dejar al perro en su lugar le dije clara y directamente
" no pierdas el tiempo ni dinero, tu perro
no tienen ningún tipo de solución
". Me consultó a cerca de los motivos
de esta actitud de su perro. Y le expliqué
que se trataba de una conducta adquirida, ya
que era muy evidente que su comportamiento era
bien recibido por el amo. El gesto de felicidad
que observe en esta persona al momento de hacerme
la acotación antedicha fue sólo
la culminación de mi observación,
pero a lo largo de todo el paseo ya me había
percatado de que en ningún momento el
propietario exhibía ningún indicio
de disgusto por el comportamiento de su perro,
por el contrario se lo veía satisfecho.
Te preguntarás entonces cuál fue
el motivo por el cual esta persona me telefoneó.
Hay dos factores presentes en estos casos. El
primero es que conscientemente la persona comienza
a darse cuenta, a medida que su perro deja de
ser cachorro, que no pasará mucho tiempo
para que se encuentre con algún problema,
ya que empieza a notar que cada vez le resulta
más difícil andar por la calle,
y que cada vez tiene que tener más cuidado
cuando tiene visitas en su casa, ya que su perro
ataca a todo el lo que se le cruza.
El segundo factor por el cual llaman al adiestrador
es que inconscientemente esta persona desea
exhibir el tipo de arma que tiene en sus manos.
Se siente invulnerable. Se siente como el niño
que en las fantasías es amigo del temido
dragón. El no esperaba, por parte del
adiestrador a quien había llamado, otra
cosa que no fueran halagos y felicitaciones.
Es justamente este último factor la causa
del comportamiento de su perro.
El perro es un animal demasiado observador de
nuestro lenguaje corporal, si tú eres
feliz cuando tu perro amenaza a las personas
lo estás incentivando a continuar haciéndolo
cada día en mayor medida, sin importar
que verbalmente le digas " no, eso no se
hace ". Mientras con la oración
hablada dices una cosa, todo tu cuerpo, tus
gestos, y hasta tus feromonas le están
diciendo que esa es la actitud que quieres de
el.
Cuando una persona posee un cachorro muchas
veces alberga en su interior la infantil fantasía
de llegar a ser el niño amigo del temido
dragón. Cuando el cachorro da alguna
muestra de agresividad hacia otras personas
inevitablemente el amo se regocija. Esto parece
algo inocente a los tres o cuatro meses de edad,
pero a medida que el perro se hace mayor comienzan
a aparecer las desventajas de esta conducta.
Una persona que saca de paseo a su perro debe
comportarse como líder del mismo. No
es nada halagador para la persona que el perro
quiera comerse a todos los transeúntes.
Eso debería ser motivo de vergüenza,
ya que está denotando una absoluta falta
de control, una total indisciplina, y una indiscutible
irresponsabilidad.
No es cierto que un perro como este será
más seguro en una casa. Ya que, al no
poder ser controlado, pasa la mayor parte del
tiempo aislado de las personas, con lo cual
la casa es pasible de ser asaltada mientras
que el perro se encuentra encerrado en el patio.
Tampoco es cierto que un perro dócil
no sea un buen perro de ataque. Lo he demostrado
a lo largo de los años con perras de
mi propiedad,. Mis más fieras perras
de ataque podían y pueden compartir los
juegos con los niños en el recreo de
una escuela. Actualmente poseo perras dóbermann
de ataque que son capaces de destrozar a una
persona ante una orden mía, no obstante
fuera de esas ordenes se comportan como cualquier
mascota dócil y confiable.
He tenido más de cien perros de mi propiedad.
Y adiestrado personalmente más de mil
perros. Ninguno de mis perros jamás provocó
un accidente. Y tampoco lo hicieron los perros
que adiestré mientras estuvieron en mis
manos.
La persona que posee un perro que ya ha mordido
varias veces, es como la persona que al poco
tiempo de obtener su licencia de conductor ya
ha atropellado a varios peatones. En ambos casos
es un hecho vergonzoso, una luz roja de alerta
que le debe indicar que algo en su manejo está
muy mal y que necesita solucionarlo urgentemente.
Tu cachorro es tu subalterno. Tú eres
el líder. Él no ataca ni muerde
ni gruñe ni amenaza en tu presencia a
menos que se lo ordenes. Cualquier desviación
en este orden debe provocarte un enorme disgusto,
si tomas conciencia de esto difícilmente
tu cachorro adquiera estos vicios.
Entonces de aquí en más, cuando
tú cachorro se tome la atribución
de amenazar a las personas, debes sentirte incómodo
y disgustado. Si actúas así, y
no como el niño amigo del temido dragón,
tu cachorro captará el mensaje y tendrás
en el futuro un perro útil y disciplinado.
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