Hemos oído maravillas de la Sopa de pollo, incluso existe un libro que se llama “Sopa de pollo para el alma”, en el cual se dan recetas espirituales para curar el alma, como una alegoría, tomando este nombre por los beneficios que la sopa de pollo a aportado siempre a nuestro organismo, por eso en este capitulo quiero hablarles de la sopa de pollo.
En Venezuela, como en muchos de nuestros países latinoamericanos se le ha dado a la sopa de pollo características casi mágicas, se ofrece como un elixir sanador a las parturientas en los pueblos Andinos, se ofrece a quienes están débiles y enfermos para ayudarlos a fortalecerse y a subir las defensas. Se prepara para los convalecientes y a los niños para que sean saludables y retozones. La razón es muy simple, el concentrado de vitaminas y minerales que aportan al caldo sus ingredientes.
Primeramente la carne del pollo es un alimento plástico, es decir que tiene la propiedad de contribuir a formar la propia estructura de los tejidos, los nutrientes plásticos por excelencia son las proteínas, la carne del pollo puede compararse con mucha ventaja a otras carnes utilizadas dentro de nuestra cocina, su grasa es más fácil de digerir y más rica en ácidos grasos esenciales, con un alto contenido en nitrógeno no-coagulable, excelente sabor y jugosidad, que contribuye a darle ese aroma tan apetitoso que facilita la secreción de jugos digestivos, es energética, o lo que es igual una ración de 100 gramos de carne de pollo proporciona un 10 por ciento del aporte energético requerido diariamente, un 50 por ciento del proteico, un 35 por ciento del hierro (100 por ciento si lo que se suministra es hígado), del 25 al 60 por ciento del complejo vitamínico B (mayor porcentaje si lo que se suministra es hígado). Es una buena fuente de minerales, como el hierro y en menor cantidad el calcio, también sodio, potasio, magnesio, calcio, hierro, fósforo, azufre, cloro y yodo.
Todo esto sin contar con los beneficios que nos aportan los vegetales que utilizamos para enriquecer nuestro caldo.
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