Este término de alimentos funcionales, surgió originalmente en Japón, donde se hizo un estudio de los productos alimenticios con la finalidad de ofrecer a la población una dieta mas nutritiva y saludable que permitiera reducir el gasto sanitario, porque la buena alimentación es como es una medicina preventiva que cura en salud. No debemos por supuesto confundir los alimentos que disminuyen el riesgo de contraer algunas enfermedades al aumentar nuestras defensas, con los medicamentos farmacéuticos que curan las enfermedades.
Los alimentos funcionales contienen componentes con efectos beneficiosos que además de cubrir las necesidades nutritivas de nuestro cuerpo, contribuyen a mejorar la salud o disminuir los riesgos de enfermedades a las cuáles nos enfrentamos en nuestra rutina diaria. Además, ayudan a controlar nuestro colesterol, aumentan nuestras defensas, y nos aportan vitaminas y minerales.
Es cada vez mayor la cantidad de ingredientes o productos que utilizamos en nuestra cocina que tiene un carácter funcional y los casos más claros son:
- Los prebióticos: Los prebióticos son fibras fermentables por la flora intestinal, que promueven el desarrollo de los microorganismos de esta flora, favorecen la absorción del calcio (prevención de la osteoporosis) y se encuentran en las leches fermentadas (yogur, kéfir, sueros venezolanos) que mejoran las funciones intestinales.
- Los ácidos grasos omega-3 proceden de aceite de pescado o de algas y no sólo son beneficiosos para el sistema cardiovascular, sino esenciales para el organismo y se encuentran en la grasa del pescado azul. Existen además productos con omega-3 incorporados como en leches o, preparados lácteos, pero se encuentran mas asequibles en las sardinas o el atún. Es bueno decir también que el exceso de omega-3, al que es difícil llegar con el pescado, puede tener efectos negativos en la coagulación sanguínea y en un mayor riesgo de carcinogenicidad.
- Los fitoesteroles son sustancias vegetales similares al colesterol pero que reducen el nivel de este último en la sangre. Se agregan a margarinas y leches fermentadas. Encontrándose normalmente en aceites, frutos secos, cereales, frutas y verduras. Por otro lado, consumirlos en exceso reduce la absorción de vitaminas liposolubles (A y E).
- Los antioxidantes se relacionan con una disminución de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Son antioxidantes las vitaminas E (aceite de oliva virgen, frutos secos) y C (cítricos, kiwi, pimiento), así como carotenoides (licopeno del tomate o betacaroteno de la zanahoria), selenio, polifenoles y compuestos azufrados (propios del ajo). El envejecimiento y los procesos degenerativos como cataratas, se relacionan con la oxidación, por lo que los antioxidantes actúan como protectores. No deben consumirse en dosis altas, o en estado puro fuera de los alimentos.
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