Cuando el amerindio George Crum quien trabajaba como cocinero en un elegante centro turístico de Saratoga Springs, Nueva York las creo, en el restaurante Moon Lake Lodge, cuando un huésped consideró que las patatas fritas de Crum eran demasiado gruesas para su gusto y las rechazó. Afrenta para un cocinero, especialmente si es el jefe de la cocina, pues Crum era el chef.
El menú del restaurante ofrecía a sus clientes papas fritas al estilo francés y estas eran preparadas por el propio Crum de acuerdo con las normas francesas que daba la receta, es decir, cortadas con cierto grosor y que fueron popularizadas por Thomas Jefferson cuando trajo la receta a América para ofrecerla a sus invitados en Monticello, y quien hizo de ella un acompañamiento popular e importante en las cenas. El las había comido cuando fue el embajador de los Estados Unidos en Francia.
Crum acepto las sugerencias del cliente (tal vez por eso de que el cliente siempre tiene la razón) y cortó entonces la papas más finas y frió otro servicio, pero tampoco éstas gustaron al inconforme cliente que considero que estaban muy gruesas, en vista de lo cual, nuestro chef, ya exasperado, decidió tomar venganza y decidió freír unas papas tan finas y crujientes que le fueran difícil al cliente pincharlas con el tenedor. Pero el resultado fue tan sorprendente que el cliente se quedó extasiado por aquellas papas tostadas y delgadas como el papel, y otros comensales, al ver el embeleso con que las comía alabándolas como un gran manjar, exigieron las mismas papas.
A partir de ese momento las papas bautizadas con el nombre de “Saratoga Chips”, empezaron a figurar en el menú como una especialidad de la casa.
Poco después, se comenzaron a vender empaquetadas, primero con carácter local, después a lo largo y lo ancho de Nueva Inglaterra y de allí conquistaron al mundo, lo demás...es historia.
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