"...yo
soy fray Alberigo;
soy aquél de la fruta de mal huerto,
y aquí cosecho dátiles por higo."
-Dante Alighieri;
"La divina Comedia"; canto XXXIII,
5542/43/44-
"...aquí
tienes higos, pasteles, un panal de miel, vino
y mujeres. Los higos se han de comer de día
y la mujer cuando ya no se ve..."
-Pierre Loüys;
"Afrodita" (1894)-
Miel, dátiles
e higos, frutos prohibidos de alto poder afrodisíaco.
Los dátiles que aumentan la potencia
viril tienen un gran parecido con los frutos
masculinos (testículos) que todo hombre
desea sean lamidos y besados antes de que su
amante lleve a la boca el fruto mayor (su pene),
cosa que le provocará un éxtasis
que lo transportará a los cielos eternos
del placer. El higo desde la antigua Grecia
asociado a la fertilidad y el amor fìsico,
por su forma recuerda la vulva femenina.
Estos dos frutos
acompañados por la miel son los alimentos
que me hacen recordar imágenes lujuriosas
de bellas mujeres cubiertas por velos transparentes
y ricos tocados, mujeres de muslos y pechos
turgentes, que en compañía de
esculturales mancebos de piel aceitunada y ojos
profundos, con descomunales miembros, juegan
al amor entre alfombras, almohadones y fuentes
de agua saltarinas. Todo eso me imagino transcurre
en el interior de una enorme carpa lujosamente
decorada con piedras preciosas y candelabros
de oro y plata, en un oasis en medio del desierto
que arde bajo los rayos de un sol brillante
mientras se va poniendo en el horizonte y va
apareciendo la luna con millones de estrellas.
Sobre la alfombra
los cuerpos desnudos que se retuercen apretándose
unos contra otros con locura desenfrenada, bocas
que apenas alcanzan a besar, labios que arrastran
gotas de sudor y dientes que perforan la piel
en busca de más pasión, manos
y brazos que aprietan y acortan las distancias
entre los cuerpos que se comprimen y confunden.
Una mesa de metal del tamaño de una bandeja,
allí: higos partidos al medio bañados
en miel, miel que ella se frotó con pétalos
de rosa y polvo de almendras en sus zonas intimas,
zonas que él probó con su boca
y en donde se sumergió en el más
voluptuoso de los placeres... Dátiles
en almíbar, que él comió
para aumentar su potencia y virilidad mientras
ella los colocaba sutilmente entre sus labios
para frotarlos con su lengua... Agua de rosas
con la que ambos amantes lavan sus cuerpos antes
y después de la batalla...
Sobre la mesa aguardan otros manjares: cuajada,
quesillo de cuajada, puré de garbanzos,
hojas de parra rellenas con carne de cordero,
falafel, kebe, almendras, piñones, damascos
secos y mil hojas... , no falta el cous cous,
ni el café aromático, el arak
y un narguile.
"Más
que todos los aromas me deleita tu olor.
Húmedos están siempre tus labios,
Miel y leche tienes bajo tu lengua,
El olor de tus vestidos es el del Líbano.
Eres un jardín secreto, hermana mía,
Cerrado manantial, fuente sellada."
-"Cantar de
los Cantares"-
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