El desayuno de trabajo es mejor que no sea después de la hora nueve. Permite un útil intercambio de experiencias, impresiones e información al principio de la jornada.
El almuerzo de trabajo deberá durar dos horas como máximo. Es una reunión informal, se acostumbra sentarse sin protocolo. No debe ser tan abundante que nos quite el deseo de seguir trabajando, y de ese modo, podría malograrse una de sus finalidades principales.
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