Pasamos gran parte del tiempo hablando por teléfono, pero todavía son numerosas las empresas y los centros oficiales donde no se capacita al personal para hacerlo correctamente.
La primera regla de la cortesía telefónica es llamar a horas apropiadas. No debemos llamar a una casa particular antes de las 10 de la mañana, ni después de las 22 horas. Tampoco debemos telefonear a la gente a las horas normales de las comidas y, si lo hacemos no nos ofendamos si no nos atienden correctamente.
Algunas personas tienen la mala costumbre de preguntar “¿Quién habla?” cuando les contestan, en lugar de decir quien son.
El que llama espera al teléfono. Por ejemplo, si el Sr. Montero llama al Sr. Costa, a través de las secretarias de ambos, el Sr. Montero dege ponerse al teléfono antes que el Sr. Costa.
Cuando un colaborador llama a un superior jerárquico debe hacerlo personalmente y no a través de su secretaria.
L@s secretari@s que ocupan despachos contiguos a los de sus jefes y tengan que darles algún mensaje, no lo harán por teléfono sino personalmente.
Secretari@s que efectúen invitaciones en nombre de sus jefes a personas del mismo rango que éste, no se la transmitirán personalmente, sino por medio de sus secretari@s.
Si alguien está hablando por teléfono cuando entra una persona previamente citada, deberá terminar con esa conversación telefónica lo antes posible.
No alargue inútilmente sus conversaciones telefónicas, la cortesía indica que quien ha llamado debe tomar la iniciativa de despedirse.
Si se corta inesperadamente la comunicación telefónica, corresponde que la repita quien efectuó la llamada, sin esperar que lo haga el otro.
Si se equivoca de número, discúlpese antes de colgar; y no demuestre su mal humor cuando reciba una llamada equivocada.
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