Lave la fruta muy bien, elija especialmente aquellas frutas que tiene garantía de haber sido cultivadas sin químicos o pesticidas.
Córtela en trozos chicos, pues así facilitara su cocimiento.
Póngalas en una olla, cúbralas con agua y cocínelas hasta que estén desechas.
Revuelva sin descuidar con una cuchara de madera.
Retire cuando la fruta esté cocida y vuelque la pulpa y el jugo en un filtro de tela del tamaño adecuado.
Deje escurrir sin apretar la fruta.
Para obtener una jalea traslúcida no debe apretar el filtro.
Mida y coloque el jugo cocido que se ha filtrado en la olla grande.
Entibie lentamente y agregue el azúcar necesario. La regla general dice que se debe tener en cuenta que a mayor nivel de pectina en la fruta se admite la adición de mayor cantidad de azúcar y cuanto menos pectina, se debe agregar menos azúcar, cuando se desconoce el nivel de pectina de la fruta se recomienda utilizar entre 300 y 400 g de azúcar por litro de jugo.
Lleve a fuego lento hasta ebullición.
Concentre o deje que reduzca hasta alcanzar el punto de jalea justo.
Espume y envase.
Almacene en un ambiente seco y fresco como una despensa, armario de cocina, etc.
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