Existen dos clases de glándulas,
las ecrinas y apocrinas. Las ecrinas se extienden
por todo el tejido epitelial, tienen forma espiral
y su grado de acidez es menor que el de la piel,
entre cuatro y seis Ph (potencial de hidrógeno).
El sudor se evacua a través de esta glándula
directamente al exterior, acumulándose
en las manos y los pies. Su función es
mantener una temperatura constante en el cuerpo
actuando permanentemente.
Por el contrario las glándulas sudoríparas
apocrinas se concentran en zonas concretas del
cuerpo humano, como las axilas, los genitales,
ombligo, etc.
Estas glándulas poseen
un mayor grado de alcalinidad y por ellas se
eliminan toxinas. Es decir, que además
de tener una función reguladora de temperatura
del cuerpo son parte importante de la limpieza
de los órganos internos.
Terminación Nerviosa de la Piel:
Son las que reflejan la sensibilidad
cutánea. Gracias a ellas podemos sentir
frío o calor, presión, dolor,
a demás de la denominada sensibilidad
táctil.
Su posición en la piel varia según
la función que realiza, así algunas
terminaciones nerviosas se encuentran en la
dermis u otras en la epidermis.
Al sentir calor los vasos sanguíneos
superficiales se expanden y ayudados por el
sudor el cuerpo mantendrá su equilibrio
térmico. Con el frío el proceso
será inverso, es decir los vasos sanguíneos
se contraen para impedir el paso del frío
a través de la piel.
Los puntos sensibles al frío son más
abundantes en nuestra piel y hay zonas donde
el sentido del frío es más agudo
como en la yema de los dedos, los labios y la
punta de la lengua.
Vasos Sanguíneos: en la dermis y en la
capa inferior encontramos mayas de venas y arterias
comunicantes. Bajo los estratos que forman la
piel se encuentran el plexo subdermico, que
contiene dos redes de vasos sanguíneos.
Unos se expanden hacia las glándulas
sudoríparas, los folículos pilosos,
etc., mientras que los otros emergen a las capas
más superficiales de la piel.
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