Son
las que comúnmente se llaman cicatrices
viciosas y son debidas a quemaduras o infecciones
crónicas profundas y extensas.
Según
en las regiones en que se sitúen, pueden
dificultar algunos movimientos de los miembros
o deformar los rasgos de la cara.
Igual para las cicatrices anteriores, el tratamiento
deberá ser una combinación de
masaje y aplicación de sustancias por
procedimientos físicos o químicos.
En cuanto al tratamiento quirúrgico,
una vez eliminada la piel deforme, habrá
que acudir a injertos y a rellenos, puesto que
en estas cicatrices suele faltar volumen. En
tal caso resulta muy efectiva la infiltración
de una sustancia llamada novocaína (que
se usa como anestésico local) combinada
con masajes. Este tratamiento va ablandando
el tejido de la cicatriz e hidratándolo.
Cicatrices Atróficas: la piel de las cicatrices atróficos es
más delgada que la normal, brillante
y lisa con pliegues finos. Algunas enfermedades
de la piel dejan este tipo de cicatrices y también
ciertas quemaduras. La única solución
para estas cicatrices está en la cirugía,
completada con plástica si es necesario.
Estrías Atróficas:
Son un caso especial dentro de las cicatrices.
Se las llama también estrías del
embarazo. Son atrofias cutáneas lineales
en forma de huso u onduladas en las que la piel,
que puede adquirir color rosa pálido,
nacarado o violáceo, es delgada, fina,
plegada y blanda. Suelen medir de uno a varios
centímetros de largo y de dos a diez
milímetros de ancho. Generalmente acostumbran
a ser paralelas unas a otras.
Por lo general se presentan en regiones muy
diversas: pared del vientre, hombros, pechos,
nalgas, caderas, muslos, rodillas, etc., según
las causas que las originen, que van desde el
embarazo y la lactancia hasta los ejercicios
violentos, la obesidad o el desarrollo demasiado
acelerado de la adolescencia. También
pueden producirlas ciertas enfermedades infecciosas
o los tratamientos a base de cortisona. No existe
tratamiento para estas estrías atróficas.
Cicatrices Deprimidas: se producen después
de heridas quirúrgicas, de fístulas
o de enfermedades destructivas de la piel. Si
son de gran tamaño, no habrá más
remedio que extirpar toda la lesión y
rellenar el hueco que queda con tejido adiposo
y celular. Si las cicatrices son pequeñas,
como las que deja la viruela, lo único
que cabe hacer es rebajar los bordes salientes
con toques de ácido tricloroacético
o fenol. También puede intentarse reactivar
el fondo de la cicatriz por aplicación
de masajes y quimioterapia.
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