Depresión
Esta es una de las enfermedades más controvertidas de toda la historia de la psiquiatría. Resulta, en realidad, bastante difícil clasificar bajo esa única denominación un sinnúmero de estados depresivos, herederos de lo que antes se conocía como "melancolía", y definir una terapéutica general eficaz para todos ellos.
Por otra parte, las grandes crisis depresivas, al igual que otras formas agudas de trastorno mental (crisis de angustia, delirio alcohólico, brotes psicóticos), son las responsables de la mayor parte de los intentos de suicidio.
Aquellos casos en que las depresiones no tienen una causa demostrable, puede considerarse que son de carácter hereditario. Su tratamiento está basado, fundamentalmente, en la ingestión de antidepresivos, siempre bajo prescripción médica.
La depresión puede manifestarse con una crisis de melancolía o como una depresión neurótica y evolucionar o no hacia formas más graves como las psicosis maníaco-depresivas.
Los psicofármacos son drogas antidepresivas y ansiolíticas, que ayudan a combatir los síntomas y reducir la evolución de la enfermedad.
· Los estados depresivos son una constelación de trastornos con causas, evoluciones y tratamientos muy distintos que, sin embargo, presentan síntomas comunes:
· Descenso del humor: melancolía, llanto injustificado, lamentaciones, profunda tristeza.
· Inhibición de la actividad psíquica y de los intereses: apatía, abulia, fatiga psíquica (psicastenia) y lasitud moral.
· Exacerbación de los sentimientos de culpabilidad: dolor moral, autoacusaciones, actitudes agresivas contra sí mismo.
Las depresiones pueden, sin causa aparente, surgir de estructuras de personalidad neuróticas o psicóticas, o bien instalarse sobre ellas como reacción patológica a un acontecimiento particularmente doloroso para el sujeto. En el primer caso se habla de depresiones endógenas, y en el segundo de depresiones reactivas. Por otra parte, la depresión puede presentarse bajo la forma de un episodio agudo (crisis de melancolía) o de un estado depresivo crónico (depresión neurótica), y evolucionar o no hacia formas más graves, como la psicosis maníaco-depresiva.
La evolución del trastorno, así como su pronóstico, están directamente relacionados con el tipo de depresión de que se trate. Todos los estados depresivos surgidos corno reacción a un acontecimiento penoso, traumático o permanente (fallecimiento de un ser querido, estrés, conflictos familiares, emocionales, etc.), así como los que se asientan en una personalidad más o menos proclive a la neurosis, tienen mejor pronóstico: las causas externas y las neurosis preexistentes pueden ser conocidas y tratadas. No sucede lo mismo en el caso de las depresiones endógenas, en las que prácticamente se desconocen todas las circunstancias de su aparición. Los tratamientos actuales contra los estados depresivos se apoyan básicamente en la administración de psicofármacos (antidepresivos, ansiolíticos, mediante los que se combaten con eficacia los síntomas más preocupantes (alteraciones del humor, estupor, angustia insoportable, insomnio, etc.) y se consigue reducir en 2 ó 3 meses la evolución espontánea de h enfermedad (sin medicación las crisis se resuelven en 6-7 meses). Los electroshocks, en k actualidad muy discutidos han caído prácticamente en desuso, mientras que los tratamientos psicológicos y psicoterapéuticos, siempre convenientes, sólo se han revelado particularmente eficaces en los casos de depresión de origen neurótico.
De todos modos es preciso tener muy en cuenta que una crisis aguda de melancolía constituye una urgencia psiquiátrica de primera magnitud: es necesario proceder de inmediato a la hospitalización del enfermo en un centro especializado, bajo estricto control medico y vigilancia constante, pues el riesgo de que se produzca algún intento de suicidio es muy elevado.
RECUERDE
· Según la Organización Mundial de la Salud, entre un 3 y un 5% de la población mundial padece algún tipo de depresión. Los depresivos constituyen practicamente el 50% de todas las consultas psiquiátricas.
· La depresión es la causa principal del 65% de todos los intentos de suicidio.
· El paciente depresivo puede evolucionar espontáneamente hacia la curación, pero es más prudente que se someta a tratamiento psiquiátrico (en régimen de internamiento si el caso lo requiere).
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