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LA ALIMENTACIÓN HUMANA:
La alimentación en los seres humanos es compleja, pues no es sólo cuestión de ciencia, sino que tiene mucho de arte y en ella influyen muchos factores tales como costumbres, gustos, estado psicológico de las personas; en medio de tal complejidad, existe un camino para simplificar las cosas haciéndolas compresibles y prácticas y es el estudio de los principios generales de la alimentación, que nos servirán para edificar unas costumbres sanas de alimentación.
Estos son:
1. NO COMER SIN HAMBRE.
Si no hay apetito no debemos comer, esto es cierto a cualquier edad, sexo y condición física.
Cuando los animales están enfermos no comen, ayunan y este comportamiento les permite a sus mecanismos autocurativos actuar con mayor potencia y facilitar su curación.
Cuando estamos sin apetito y comemos, nos hacemos más suceptibles a enfermarnos y entramos en ese estado en el cual no estamos enfermos, pero tampoco estamos sanos (mesotrofía).
En los niños es aún más importante esta práctica. Es normal que los niños tengan períodos en los cuales están sin apetito, entonces no deberían comer, al obligar a comer al niño dañamos su salud física y mental, pues lo obligamos a marchar en una dirección distinta a la correcta, señalada por su “voz interior”, en ese momento afianzamos la separación o divorcio del niño consigo mismo.
Muchas personas comen por “deber”, ingiriendo alimentos aunque no tengan hambre, esto es un error que se paga con menos salud, más enfermedad, juventud más breve y muerte más temprana.
2. COMER CON MODERACIÓN.
Este principio se refiere a la cantidad de alimentos. Habitualmente nos levantamos de la mesa llenos, con sensación de estar por reventar, incluso si comemos más vomitamos, esto sobrecarga el sistema digestivo, también el metabolismo y es fuente de numerosos problemas digestivos y metabólicos. Lo adecuado es levantarse de la mesa satisfecho no lleno. Cuando comemos llega un momento en que ya no tenemos hambre, pero aún podemos seguir comiendo, a este momento lo llamamos punto de saciedad. Si al llegar al punto de saciedad permanecemos en la mesa, lo más seguro es que continuemos comiendo y podemos entonces ingerir casi el doble de lo inicial, este exceso es el que nos engorda, es el responsable de la pesadez luego de las comidas; con los años se traduce en trastornos digestivos que van desde la gastritis y dispepsias hasta la colitis y otros males, además la sobrecarga metabólica que esto genera va a aumentar la producción endógena de radicales libres, lo que acelera el envejecimiento, facilita la aparición de enfermedades, provoca deterioro físico y mental, que no necesariamente viene con el tiempo; además acorta la duración de la vida.
La investigación científica ha confirmado plenamente la validez de estos dos primeros principios de la Dietética Naturista.
3. MASTICAR BIEN.
Otro principio de la alimentación es el masticar adecuadamente los alimentos. Esto significa, en primer lugar que los alimentos sólidos deberán pasar ensalivados y como papilla al interior del sistema digestivo para su adecuado procesamiento. La incorrecta masticación hará difícil e incompleta la digestión, aún los líquidos deben ser bien ensalivados.
Si usted padece de gases, es posible que esté comiendo con demasiada rapidez; igualmente sucede si su digestión es pesada, las personas que padecen de gastritis y úlceras gástricas o duodenales se verán enormemente favorecidas al formar el hábito de masticar correctamente los alimentos.
Las personas que mastican mal, sufren con mucha frecuencia de diverticulosis y tienden a ser estreñidas.
Cuando masticamos bien, somos más cuidadosos con lo que comemos, asimilamos mejor los nutrientes y aprendemos a encontrar nuestro punto de saciedad, lo que redundará en una cantidad más cercana a nuestras verdaderas necesidades.
La técnica de la masticación es bastante sencilla, consiste en que cada bocado debe ser triturado o molido por nuestra dentadura entre 30 y 50 veces; no deben ingerirse líquidos con las comidas sólidas y el estado final del alimento que vamos a consumir debe ser tal, que prácticamente lo bebamos, o al menos sea una papilla.
Como es lógico algunos alimentos blandos no requieren este número de masticaciones, en el caso de algunas frutas, como la lechoza, el cambur, la patilla, bastará con masticarlos unas 10 a 15 veces únicamente.
No es bueno tomar agua durante las comidas, si queremos masticar bien, ésta, se puede tomar si desea antes o después de las comidas, pero no durante las mismas.
Los alimentos naturales, ingeridos desde niños, nos obligan a masticar más. Este proceso es un poderoso estímulo para el desarrollo adecuado de los maxilares, vemos como entre los niños que no mastican, sus maxilares son pequeños y no pueden alojar normalmente la dentadura, por lo que aparecen entonces una serie de problemas con la misma, como por ejemplo: la imposibilidad de alojarlos en las arcadas dentales y entonces los dientes se tuercen. Estos problemas son poco frecuentes entre los niños que han tenido la fortuna de alimentarse con productos naturales, que requieren para ser tragados necesariamente, de una buena masticación.
Vemos como en la mayoría de las personas al realizárseles exámenes de heces tienen en su materia fecal, alimentos semidigeridos, porque no han sido masticados correctamente. Los líquidos también deben ensalivarse y no ser tragados rápidamente.
Muchos obesos al masticar rápidamente, se condenan a aumentar aún más de peso, ya que el déficit de algunos nutrientes, originado en una mala masticación y por ende inadecuada digestión, causará más apetito; sin embargo, ellos también engordan, porque los productos que más rápidamente se transforman en grasas son muy fáciles de absorber, quedando en las heces expulsadas por estas personas, muchos nutrientes que le faltarán a su dueño.
4.INGERIR SUFICIENTE AGUA.
El agua es llamada el solvente universal. Para el desarrollo de las funciones metabólicas, pero también de las de reproducción, crecimiento o movimiento, es esencial la presencia de un medio acuoso; además de su función solvente, el agua es un medio de transporte y un estabilizador térmico del organismo. La limpieza del medio interno, se realiza principalmente a través del recambio de agua. Para que las funciones antes mencionadas se cumplan óptimamente, es necesario suministrar abundante agua al organismo, de 8 a 10 vasos de agua al día suelen ser suficientes, el primero es bueno tomarlo en ayunas, al levantarse y el último en la noche, antes de acostarse. Muchas personas toman abundante cantidad de líquidos azucarados como refrescos (gaseosas) y jugos creyendo que cubre sus necesidades de agua con estos; logrando sólo aumentar las necesidades de esta. Es necesario tomar agua como tal. Los riñones nada más necesitan de 6 vasos de agua diaria para su normal funcionamiento.
La temperatura adecuada para la ingesta de agua es la ambiental, mucha gente se desvive por el agua de la nevera y sufre de digestiones incompletas, estimulando la producción de moco en el estómago; debemos irnos acostumbrarnos poco a poco a ingerir el agua cada vez menos fría hasta alcanzar la temperatura ambiente.
Muchas personas sufren de infecciones urinarias o de cálculos, debido a su pobre ingesta de agua. La digestión se facilita cuando tomamos agua una media hora después de las comidas.
5. CONSUMA SU ALIMENTO LO MÁS NATURAL E INTEGRAL POSIBLE.
El proceso de refinación y sometimiento a altas temperaturas, no sólo disminuye el valor nutritivo de los alimentos creando potenciales déficits de nutrientes en sus habituales consumidores, sino que además, elimina la fibra necesaria para la salud; por si esto fuera poco, el agregar los diversos aditivos químicos, genera nuevos riesgos de salud.
El alimento al consumirse lo más natural posible debe consumirse fresco, es decir el tiempo entre el momento de su recolección y el de ingestión , debe ser el menor posible.
Lo más natural también significa lo más exento posible de aditivos químicos: colorantes, saborizantes, emulsionantes, preservativos, etc.
Pero el alimento no debe ser sólo natural, además debe ingerirse lo más integral posible.
Al refinar el alimento pierde fibra y cuantiosa cantidad de sustancias nutritivas; muchas de ellas se consiguen de un modo insuficiente en la alimentación habitual, así por ejemplo: al refinar el trigo se pierde la vitamina E del germen, además los aceites de las semillas oleaginosas, ricos en su forma natural de esta vitamina; también quedan exentos de ella al ser refinados. Al cocinar excesivamente los alimentos, especialmente al freírlos, los altera, por lo que se deben evitar en lo posible, las frituras.
En nuestra alimentación debe predominar ampliamente, aquellos alimentos de baja densidad calórica y alto valor nutricional, como es el caso de las frutas y hortalizas, sobre aquellos alimentos que tienen alta densidad calórica; en este caso prefiriendo las semillas oleaginosas a las carnes rojas.
Otros principios de la dieta óptima, son el combinar adecuadamente los alimentos, el mantenimiento de un equilibrio ácido-básico y la actitud mental adecuada; puntos que trataré en otros artículos más adelante.
A continuación ofrezco un resumen de los principios que deben regir una alimentación para vivir en salud y muchos años:
- NO COMER SIN HAMBRE.
- MODERACIÓN. LEVANTARSE DE LA MESA SATISFECHO, NO LLENO.
- MASTICAR BIEN LOS ALIMENTOS.
- INGERIR ABUNDANTE AGUA.
- CONSUMIR ALIMENTOS LO MÁS NATURAL E INTEGRALES POSIBLE.
- PREDOMINIO DE ALIMENTOS DE BAJA DENSIDAD CALÓRICA Y ELEVADO VALOR NUTRICIONAL, SOBRE LOS DE ALTA DENSIDAD CALÓRICA.
- LA COMBINACIÓN ADECUADA DE LOS ALIMENTOS.
- EL EQUILIBRIO ÁCIDO-BÁSICO DIRIGIDO A UNA DIETA MÁS ALCALINA (80% DE AL CALINOS-REACTIVOS Y UN 20 % DE ÁCIDO-REACTIVOS)
- ACTIVIDAD MENTAL Y REACCIONES EMOCIONALES ADECUADAS.
- COMER EN UN AMBIENTE AGRADABLE, SIN PRISA, FAMILIAR Y CON UNA ACTITUD MENTAL SOSEGADA.
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