Miren yo le digo a mis alumnos cuando doy la clase de sexualidad a cualquier nivel de estudio que: poner el tornillo en la tuerca no tienen chiste. Que precisamente es la queja sobre todo de muchas mujeres. ¡Y me parece muy bien que se quejen!
Veamos y ahondemos un poquito. Solo un poquito. Seamos 100% objetivos.
Si vamos a consultar a un gastroenterólogo, sabemos de antemano que él es especia -lista en aparato digestivo. ¿Entonces porque no dejamos que nuestros hijos junten el inicio de sus aparatos digestivos con otros niños o niñas? ¿Por qué nosotros mismos no juntamos nuestros inicios de nuestros aparatos digestivos con otras personas? ¡Que al cabo no tienen que ver nada… pero nada con la sexualidad…. ¿O si?
Para los despistados y reprimidos que aún no entienden lo que digo, con los inicios del aparato digestivo me refiero: a la boca. A los labios, a la lengua. Todo esto pertenece desde el punto de vista médico al aparato digestivo, no pertenece al aparato reproductor.
Y es que aquí esta la primera aclaración: “el placer sexual no necesariamente busca la reproducción”. El placer sexual busca el placer en si. No necesariamente la reprodu -cción. Si así fuera entonces millones y millones de personas que practican los diferen- tes métodos de control de natalidad serían todos unos lujuriosos. Bueno…… para algunas religiones sí lo son.
¿Que porque digo esto? Porque cualquier método anticonceptivo evita la procreación, pero busca el placer. Esta búsqueda de disminución de tensión o de desequilibrio biológico que llamamos placer es parte de la vida normal. Es que siguen condenando una reacción normal dentro de la respuesta sexual normal. ¡Eso en la actualidad ya no es posible!
Lo que hacen ellos mismos es provocar lo que están condenando: la lujuria. La expresión de actos lujuriosos.
¡Piensen esto que acabo de escribir! Si ya entendieron que el beso es un acto sexual al menos en nuestra cultura, o al menos en mi cuerpo y para mi lo es. Lo siguiente a comprender es que todo, pero todo nuestro cuerpo puede responder al placer sexual, ¡de hecho lo hace!
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