En el mercado laboral se produce como en el mercado de bienes la batalla de las marcas, la batalla de los empleados, ya que cada empleado es un producto distinto para el empleador que debe ofrecer a los consumidores, esta batalla entre empleados son las peleas entre los empleados de un mismo empleador, que están en busca de lograr una mayor y mejor remuneración y mayores cantidades de clientes y de ventas para el empleador, para conseguir con esto una mejor reputación laboral pero también premios remunerativos que confirmarían una mayor calidad laboral, una mayor calidad laboral da mayor confiabilidad al empleador.
El empleador entonces logra una cartera de empleados, que son sus distintos empleados contratados y los no contratados, entonces el empleador logra crear una cartera de empleados activa y una cartera de empleados inactiva que son sus aspirantes contratados y sus aspirantes a ser contratados respectivamente, cada uno de los empleados con un diseño distintivo único y personal, que lo hace empleado con características que trae siempre consigo, pero a la larga con un mismo estilo, el estilo que es la marca que da el empleador.
El empleador tiene una cartera de empleados activos, logrando atraer mas clientes y obtener con ello mayores utilidades y mayores ventas.
Por lo tanto el “producto empleado”, es útil para lograr mejores ventas y pasa a conformar la cartera de empleados del empleador.
El posicionamiento del empleado
El individuo es un ser único e irrepetible crea su propio ambiente, necesita del trabajo para alcanzar sus objetivos personales. Para ello se vale de empleados cada empleado desarrollará una tarea específica a favor del empleador que deriva de su propio crecimiento personal y hace al capital humano en general, el empleado a su vez está amparado por leyes laborales.
El trabajo es creador del sujeto en si mismo, hace a la persona, es creador de la dignidad humana, la ley de contrato de trabajo en su art. 4 define trabajo y dice: constituye trabajo, toda actividad lícita que se preste a favor de quien tiene la facultad de dirigirla, mediante una remuneración. El contrato de trabajo tiene como principal objeto la actividad productiva y creadora del hombre en sí. Solo después se entenderá que media entre las partes una relación de intercambio y un fin económico.
Se considera trabajador a los fines de la ley de contrato de trabajo en su art. 25, a toda persona física que se obligue o preste servicios a favor del empleador, y empleador a toda persona física o conjunto de ellas, o jurídica, tenga o no personalidad jurídica propia, que requiera los servicios de un trabajador.
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