Hablar de la envidia es hablar del deseo, y hablar del deseo es hablar de lo que me falta y quiero tener. Y algo mas, no es un deseo en el aire, con esto quiero decir que la envidia me hace dirigir la mirada hacia el otro. No solo quiero “algo”, sin que, al envidiar, deseo algo que el otro tiene. Mi deseo envidioso me hace voltear mi mirada hacia un semejante, más no para amarlo o cualquiera de los derivados del amor hacia un semejante.
La envidia esta presente en una relación dual, yo y el otro. El otro que ya localicé y que tiene lo que yo deseo.
Ya he explicado que en todo deseo existen tres factores:
Cuando aparece el deseo envidioso a la conciencia, veremos que el deseo envidioso, es un deseo punzante ardoroso, es un afán, un anhelo por obtener algo, es un deseo que se satisface destruyendo, ya sea en la realidad o en la fantasía al objeto del deseo, al sujeto que posee lo que deseo o, a las dos cosas. Y el objeto del deseo envidioso pude estar ya sea a nivel físico, psicológico, social, y/o espiritual.
Relación con la posesión:
La envidia es una de las emociones que tradicionalmente se incluyen dentro de “los apetitos de posesión” solo que con una dinámica diferente. En otro estudio ya abordé extensamente a la codicia que también se incluye dentro de ellos.
En relación al objeto en el que recae la envidia podemos encontrar los siguientes fenómenos
• Desear lo que el otro tiene y que yo no tengo.
• Desear que el otro no tenga lo que yo tengo
• Si los dos tenemos lo mismo, entonces hipervaloro a mi objeto.
Luego se añade lo agresivo, el odio.
• Desear que eso que el otro tiene y que yo no tengo, se le termine, se le destruya, que ya no lo tenga.
• Si el otro obtiene lo que yo tengo devalúo eso que el otro tiene.
• Si yo obtengo algo parecido a lo que el otro tiene, hipervaloro lo que yo tengo
• Si el otro obtiene algo parecido a lo mío, devalúo lo del otro.
Luego puedo pasar a la acción:
• busco quitárselo o destruirlo ya sea directa o indirectamente.
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