Permanece en un estado de constante alerta.
Produce ideas.
Lleva contigo siempre una libreta de pequeñas dimensiones y anota lo que creas de interés aunque de entrada te parezca estúpido. Te sorprenderás de cuantas estupideces llegan a ser una muy buena idea. Tal vez ya estés realizando este método, pero todo consiste en seguir.
Busca otra libreta un poco más grande para tus creaciones y anota tus impresiones más detalladas. Si quieres la puedes tunear con motivos decorativos que reflejen tu verdadera personalidad.
Anota antes de ir a dormir y al levantarte unas líneas en esa segunda libreta:
- Explica tus sueños.
- Lee lo que has escrito, y vuelve a escribir sobre lo leído.
Tal vez mezcles lo personal con tu objetivo, pero es así como salen las mejores historias. Aunque esto no quiere decir que relates los pormenores de tu vida diaria. Éste es tu punto de partida. Tu experiencia es tu visión de lo que ocurre en el mundo y nadie mejor tú para contar lo que imaginas.
Comparte tus ideas. Puede que la desinteresada idea de alguien te ayude en tu plan de creación.
Práctica: vuelve a leer lo último que has escrito, y anota en tu libreta especial los siguientes puntos:
- Cómo te has sentido.
- Las emociones que has experimentado al escribir las primeras palabras.
- Cual era el sentido que quería expresar tu mente: cuenta si tu corazón se precipitaba hacia el ocaso cuando estabas a punto de terminar tu escrito o si mantenías la calma.
- Cual es la primera sensación que has tenido al terminar de leerlo.
Intenta ser imparcial y anota si realmente lo que querías relatar es lo mismo que has creado.
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