Con frecuencia resulta difícil ubicar un solo hecho o factor que desencadena la sobrecarga de estrés. Diferentes personas reaccionan de distintas maneras. Un acontecimiento traumático, como la perdida de un ser querido o una separación conyugal, puede producir una reacción de estrés inmediato en algunas personas, mientras que otras no parecen afectadas al principio, pero comienzan a desarrollar síntomas varios meses después. Por lo tanto, la relación de causa y efecto no resulta evidente, sino que aparece más difusa y enmascarada.
Ante un hecho que puede desencadenar una reacción de estrés resulta decisivo:
- Como percibimos la situación
- Como la interpretamos
- Como la valoramos
- Como la evaluamos
- Que creemos de ella
Esto explica las diferencias entre las reacciones de una persona y otra.
Y lo más importante:
En esto reside la resolución del estrés.
La forma en que percibimos, interpretamos y evaluamos una situación despertara en nosotros distintas emociones y cadenas de pensamiento.
Mediante el reconocimiento de nuestros sentimientos y emociones podemos comenzar a responder “porque a mi”.
Enojo
- Por lo que sucede o sucedió
- Hacia aquello que creemos es su causa
- Hacia la persona o circunstancia, real o imaginaria, que permitió que suceda.
Cuando se trata de una fatalidad o circunstancia fuera de control, el enojo también se puede extender.
- Hacia quienes preguntan
- Hacia quienes tratan de escucharnos
- Hacia quienes tratan de ayudar
Incapacidad.
O sensaciones claras, y algunas veces abrumadoras, de:
- Impotencia
- Indefensión
- Vulnerabilidad
- Inseguridad física
- Fragilidad emocional
Miedo
Las situaciones críticas pueden desencadenar temores más permanentes que abren la puerta a la sobrecarga de estrés. El miedo puede ser:
- Al futuro
- A no tener fuerzas o recursos suficientes
- A que el cuerpo no responda
- A perder el control
- A la locura
- A quedarse solo
- A la separación de un ser querido
- A perder un estilo de vida
- A la incertidumbre
Si esta alteración se extiende por un tiempo prolongado, desemboca en un conjunto de trastornos bien definidos. En el fondo todos ellos son disfraces del miedo. Se les conoce como:
- Trastornos de ansiedad
- Fobias
- Trastornos de pánico
Decepción.
Un sentimiento de desencanto lindante con la depresión, la amargura o el cinismo:
- “Después de tantos años de preparación, esfuerzo, dedicación, la vida se convierte en esto”
- “¿Dónde fueron a parar todos los sueños?”
- “¿Cuándo podré hacer lo que realmente me gusta?”
Fracaso.
- Baja autoestima
- Valorarse negativamente
- Culparse por la manera en que se han desarrollado las cosas, aún cuando objetivamente estaban fuera del propio control.
Culpa.
- Remordimiento por las cosas sucedidas en un pasado lejano, que en su momento parecieron naturales.
- Arrepentimiento por cosas que no se han hecho
- Culpa por ser, sentirse o creerse peor que otras personas
- Culpa por ser sentirse o creerse mejor que otras personas.
- Por decisiones mal tomadas
Vergüenza.
- Por haberse expuesto como vulnerable
- Por haber mostrado debilidad
- Por haberse mostrado como necesitado de ayuda
- Por haber manifestado necesidad emocional
- Por haber manifestado otro tipo de necesidad
- Por no reaccionar como nos gustaría
- Por no reaccionar como pensamos que debemos de hacerlo
Tristeza
- Por una perdida de cualquier tipo
- Por imaginar una perdida futura
También puede adoptar la forma de:
- Nostalgia profunda
- Sentimiento de ausencia anticipada
- Melancolía.
- Imposibilidad de disfrutar el presente
Aislamiento.
- Deseo de estar a solas
- Dificultad para soportar las demandas de estar con otras personas
- Dificultad de conectarse emocionalmente con los demás
- Dificultad para mantener una conversación franca que exprese sentimientos
Entumecimiento.
- Insensibilidad general
- Sensación de vacío interior
- Perdida de sentimientos
- Dificultad para conectarse con las cosas, personas o situaciones que brindan bienestar.
Polaridad.
Ante una sucesión de hechos y circunstancias que producen estrés, podemos atravesar estados de animo cambiantes:
- Súbitas perdidas de energía, como sentirse “desinflado”.
Que alterna con
Un entusiasmo súbito, frecuentemente artificial, como sentirse “acelerado”.
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