|
La eyaculación precoz puede ser clasificada desde dos criterios, uno de índole temporal (primaria o secundaria) y otro descriptivo (transitoria o permanente, ocasional, situacional, esporádica, selectiva, etc.).
¿Cuántos son?
“A pesar de que no hay estadísticas exactas sobre la frecuencia de este problema, existe consenso en considerarla como la más común de las disfunciones sexuales masculinas”[16].
Las investigaciones respecto a la prevalencia de esta disfunción han dado diversos resultados según la definición de base utilizada y al tipo de muestreo. Es así como los porcentajes varían indicando, los extremos, que entre un 15 y un 75%[17] de los hombres padecen de eyaculación precoz.
Sin embargo, la gran mayoría de los estudios [18] estiman que los problemas de eyaculación precoz se encuentran presentes entre el 35% y 40% de los hombres, aunque los más actuales [19] dan cifras del orden de entre un 15 y un 20%.
¿Quiénes son?
Las investigaciones de Kaplan así como las de Masters y Johnson, y el informe Hunt no encontraron diferencias relevantes en las duraciones medias de los coitos de los diversos niveles educacionales y ocupacionales, mientras que las diferencias debidas a otros factores demográficos y socioeconómicos eran estadísticamente insignificantes. Mientras que, de acuerdo con Gindin y Huguet (1993), para el CETIS, la eyaculación precoz afecta más a los jóvenes, y se presenta en orden decreciente en las siguientes actividades: estudiantes, profesionales, ejecutivos, empleados y obreros, y, finalmente, trabajadores del ámbito de la computación.
¿Cómo son?
Roberto Rosenzvaig clasifica a los eyaculadores precoces, de acuerdo a su grado de consciencia del problema, en tres grupos:
1. Integrado por los egosintónicos, que son aquellos que se consideran a sí mismos como sujetos "normales" y no poseen ningún tipo de conflicto ni con su estilo, ni con su desempeño sexual. “Para ellos, la mujer equivale a un objeto sexual más o menos pasivo con el cual se satisfacen rápidamente, dando por terminada la relación con la eyaculación. Correlativamente a esta actitud machista, existe un tipo de mujer que acepta jugar ese papel dependiente y completa la escena sin fisuras. Suele fingir el orgasmo o simplemente acepta ser un mero receptáculo que participa de la relación genital sin mayor placer”.[20]
2. Integrado por hombres que están conscientes de su incapacidad de control y la explican como una reacción personal insatisfactoria pero inevitable. Es muy probable que los hombres de este grupo desarrollen actividades sexuales compensatorias tales como mayor estimulación oral o manual a su pareja antes y después del coito, o coitos repetidos.
3. Integrado por los egodistónicos que “detectan adecuadamente el síntoma y lo consideran un problema, asimilándolo como un elemento perturbador de las relaciones de pareja”.[21]
¿Cómo puede ser explicada?
Según la teoría psicoanalítica, la eyaculación precoz puede ser considerada como un síntoma con inscripción en el inconsciente y “se trataría de hostilidad sádica hacia las mujeres, representantes, en última instancia, de la madre. El intento inconsciente del eyaculador precoz, según esta construcción teórica, es degradar a la mujer y negarle placer”[22]. De esa manera, el síntoma le permite cumplir su objetivo y mantener inconsciente el conflicto. Dentro de esta postura, otros hablan, asimismo, de rebelión contra una madre controladora.
De acuerdo con autores de la teoría sistémica, la eyaculación precoz sería una transacción entre los distintos sistemas de la pareja, encontrándose al servicio de las luchas de poder entre los miembros de la pareja. Para otros autores de esta corriente, sería una expresión metafórica de otros conflictos de los cónyuges; consideran a la eyaculación precoz como un síntoma sexual de un padecimiento más profundo, que les resulta inexpresable o sumamente doloroso de enfrentar.
Para Ana María Cirio, en la eyaculación precoz hay un círculo vicioso que determina una respuesta fría por parte de la mujer, y que, al mismo tiempo, dicha respuesta de ella facilita la manifestación de la eyaculación precoz. Es así como la compañera, afectada por este problema, interviene provocando o manteniendo el síntoma. “Es frecuente el enojo de las mujeres frente a la rapidez de la eyaculación, pues la consideran desconsideración y egoísmo. En la pareja se establece un círculo de culpa y enojo que dista mucho del disfrute de la relación sexual... Este concepto nos lleva a considerar a la eyaculación precoz (como a otros problemas sexuales) un síntoma de una pareja sometida a tensión por problemas personales, de pareja, familiares, sociales o culturales... Como terapeutas sistémicos hacemos hincapié en la interacción de la pareja respecto de las pautas disfuncionales que se repiten en la relación, y que juegan un importante papel en el mantenimiento del problema sexual”[23].
Algunas líneas teóricas de la terapia de pareja sostienen que la eyaculación precoz es el producto de agresiones inconscientes y de luchas por el poder de la pareja, y se sostiene por la persistencia de situaciones conflictivas. El no manejo del sistema agresión-peleas determina que el síntoma subsista y no se modifique. Gindin y Huguet (1993), no se muestran de acuerdo, pues creen que estos esquemas terapéuticos olvidan que la eyaculación precoz es un problema que el sujeto tiene o tuvo con todas las mujeres que lo acompañaron sexualmente.
De acuerdo con las llamadas teorías del sentido común, la eyaculación prematura se debería a una excesiva sensibilidad de percepciones eróticas, aunque para la mayoría de los autores, esta afirmación es absolutamente falsa.
|
|
|