El amor es una de las fuentes de mayor bien para el ser humano pero a su vez una mala relación puede generar grandes conflictos internos y un gran daño para la persona. Por esta razón, cada día debemos aprender a querer más y mejor a los demás aprendiendo a aceptarles tal y como son. No existe la persona perfecta aunque a veces nos empeñemos en buscarla o nos frustremos porque creemos que pesa más lo negativo que lo positivo en la balanza de virtudes y defectos del prójimo. Sin embargo, ahí está la clave del camino hacia la actitud mental positiva en lo referente a las relaciones personales: debemos apreciar las cualidades positivas de todos aquellos que nos rodean y aceptar los defectos por una sencilla razón: porque todos los tenemos. En cualquier caso, nunca debemos olvidar que cada persona es única e irrepetible.
El amor puede generar distintas emociones; cuando una persona posee el bien amado siente alegría, sin embargo, en su ausencia siente tristeza (así sucede en el amor no correspondido o en el fallecimiento de un ser querido). El sentimiento del amor tiene algo de misterioso en sí mismo porque en cierto modo es ajeno a la voluntad: uno no elige de quién se enamora, sin embargo, implica a la voluntad desde el momento en que una persona acepta un compromiso para toda la vida. Es necesario cuidar con detalles y comunicación cualquier relación para que pueda ir a más y no se marchite. Cuando alguien ama se alegra necesariamente por la existencia del otro porque la otra persona otorga un sentido especial a su propia vida. Esto queda claramente de manifiesto en el caso de los enamorados que se encuentran en la primera fase de noviazgo y más todavía sucede en el caso de aquellos ancianos que llevan juntos toda la vida.
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