Este método descrito por B. Stokvis, resulta útil con los sujetos que se muestran reticentes a otras técnicas, esta es una técnica de inducción muy fácil de realizar y me gusta mucho.
Es necesario tener un rectángulo de cartón gris, de 14x23 cm, en el que estarán enganchadas, en sentido longitudinal, dos tiras de papel de 8x3,2 cm, paralelas y distantes entre sí 5 mm. La tira de la derecha será de azul pálido, la de la izquierda amarillo pálido. Ambas deberán afinarse someramente, y el autor recomienda que el ángulo inferior derecho del cartón se redondee en el punto donde el sujeto pondrá los dedos.
El hipnotizador pregunta al sujeto si su vista es normal: en caso afirmativo, éste se echará en un diván aguantando el cartón con el brazo rígido y fijándose en la tira gris que está entre los rectángulos de color, sin apartar la vista de ella. Como es natural, dirá que ve <<un trozo de cartón gris, en el que están enganchadas dos tiras, amarilla a la izquierda y azul a la derecha, separadas por una franja gris>>. Ahora se le advierte que siga fijándose en dicho punto y que dentro de poco distinguirá otros colores. Este fenómeno cromático observado fisiológicamente por cualquier persona normal, al igual que los daltónicos y todos los <<tricromáticos anómalos>> consiste en ver los respectivos colores complementarios a lo largo de los márgenes externos del amarillo y el azul.
El hipnotizador procederá de este modo:
“Cuando empieces a notar cambio de colores querrá decir que nos estamos acercando a la hipnosis: éste es el primer síntoma de la influencia hipnótica y dependen de la fatiga de los ojos. Ahora estate atento. Del mismo modo que has conseguido observar estos fenómenos cromáticos, también advertirás otros signos que demuestran que se avecina el estado hipnótico. Fíjate en la raya gris: pronto verás como el margen interno de la línea azul, el que linda con la gris, se hace más intenso, mientras que el resto de la franja tomará un tono opaco y difuminado. De la misma forma, el amarillo lindante con la línea gris se intensificará, mientras el resto se hará más pálido y opaco. Continúa fijándote cada vez con mayor intensidad... No apartes tus ojos, fíjalos así, muy bien; verás cómo pronto ocurre algo. Por ejemplo, verás un borde amarillo junto al borde azul, y uno azul junto al amarillo. Estos dos nuevos colores se tocarán en el centro de la franja, y de cuando en cuando uno se sobrepondrá al otro. Podrán desaparecer durante algunos segundos, quizá porque tu conciencia empieza a vacilar, entonces quiere decir que el estado hipnótico es inminente.”
Puede ocurrir que el sujeto sea algo escéptico a este medio de inducción. Sin embargo, habrá notado que todo lo que le ha dicho el hipnotizador se ha realizado puntualmente, y el resultado será una creciente confianza en el hipnotizador. El hipnotizador insiste:
“Continúa mirando, observando los fenómenos que poco a poco aparecen. Mientras tus párpados se hacen pesados, cada vez más pesados, y te das cuenta de que estás cansado, cada vez más cansado, sólo deseas cerrar los ojos y dormir... No te opongas, deja que el sueño te invada, cerrar los ojos y dormir... No te opongas, deja que el sueño te invada, así... así... los ojos se cierran, ahora te duermes, duermes... dormirás hasta que te ordene despertar.”
A veces el método puede variar en esta última parte; es decir, el hipnotizador habla de cansancio, de párpados pesados, de ojos que se cierran, pero evita decir la palabra <<sueño>>. En este caso, la técnica de Stokvis pertenece al grupo de inducciones en trance sin sueño. Como afirma Pavesi, parece que este método es eficaz en sujetos negativos, aunque no suficiente para inducir a trance profundo. No hay ningún problema, después de esta técnica, se le aplicará cualquier método de profundización, para llegar a estado profundo.
Si recuerdas, el método de inducción que hacíamos en el capítulo anterior. (El de la levitación de la mano) Puede ser sustituido por este. Pero esto ya lo dejo en tus manos, dependiendo del que más te guste o mejor resultado te dé.
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